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Amor entre pintura || Onew's SHINee |Finalizada|

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« Tal vez el tener como pasatiempo de ir a exhibiciones de pintura se vuelva más divertido » opina el joven empresario Lee Jinki que un día al asistir de nuevo a una exhibición encontró algo que movería su vida tan monótona.

Se prohíbe su copia. Historia original.

Autor. nena.008

Año. 2021.

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[1] UNO
Una día lluvioso acompañado de un poco de ventisca, es más que perfecto para estar en casa tomando un exquisito café o más elegante una copa de whisky. Desgraciadamente Onew no puede hacer eso porque ahora mismo alisa su carísimo traje negro frente al espejo asimismo ordena su cabello castaño para por último llamar a un taxi. Es tan descabellado ir a una cita con este clima un tanto loco y más sí la persona es una desconocida. Pero él es un caballero y no está dentro de su protocolo dejar a una dama plantada, eso no es de un hombre correcto. Y menos él siendo un adulto de treinta y tres años, no es un adolescente. El sonido de un claxon alertó al castaño, despejó su paraguas y salió del departamento. Dentro de veinte minutos llegó a su destino. Un lujo restaurante al estilo imperial. Visualizo a su cita en una mesa esquinada en el lugar entretenida en su móvil. No la hizo esperar más y entró a dicho lugar. Por otro lado ella al oír un poco de bullicio despegó su vista de su celular.  Le dedicó una sonrisa a su acompañante que estaba por arribar de la misma manera para no ser descortés ella se levantó del asiento. —Es un gusto volver a verlo. —expreso y le tendió su mano. Sin poder evitarlo Jinki examinó discretamente a la mujer, portaba un elegante y refinado vestido rojo que se ajusta perfectamente a su cuerpo resaltando sus diminutas curvas  de la misma forma que su cabello negro que le llegaba hasta los hombros luce impecable. Una bella dama. —Eso creó yo también.—le dijo y estrechó su mano.  ¿Espero mucho?—pregunto. Rio suavemente y respondió: —Llegue hace diez minutos no se preocupe. Luce muy bien.—agrego amable. —Gracias, usted también señorita Ji Ah. Ella sonrió. Él hombre guapo la había investigado. Ji Ah había hecho lo mismo. —Pensé que no vendría. —Y no estaba equivocada. —afirmo. —Pero, no está en mi dejar a una dama plantada. —sonrió. Instantes después arribo a su mesa  un humilde mesero para tomar su orden. Ji Ah pidió un delicioso caviar mientras que Jinki unos langostinos. Ambos decidieron disfrutar su comida con vino. El mesero al tener la orden finalizada se retiró. —Y bien, ¿Qué desea de mi? —Se lo dije el día en la exhibición, usted me es alguien interesante y estoy segura que tampoco indiferente. —agrego.   —Se lo vuelvo a repetir. No hay mucho que le pueda dar de mi vida a lo que usted llamé ”interesante“. —expreso con seriedad. —Por favor Señor Lee Jin Ki no sea tan modesto.—rio divertida. —¿Cuándo fue su última cita? —pregunto. ¿Cuándo fue? Sinceramente no sabe. Él  para su mala suerte sufre de memoria a cortó plazo. Sólo vagamente recuerda de adolescente que  tuvo un accidente con Kibum y Minho, tal vez ese suceso provocó su cortó plazo de memoria. ¿Porqué había aceptado estar aquí? No era bueno con estos asuntos.  ¿Por qué ella se acercó en esa exhibición? Días atrás Por ahora está dándose los últimos arreglos en su traje azul marino en el espejo y posteriormente salió de su habitación de España e ir a una exhibición de arte en el museo más famoso de ese país. Al estar en el admiró la belleza de los cuadros y escuchando las explicaciones del guía. Todo maravilloso, como a él le gustaba, su tarde perfecta.  —¿Qué opina de la dama expuesta en la pintura? —Es una mujer despampanante, divina. —dijo sin pena. —Es un es un placer para mi que diga eso. —expreso. —¿Porque? —pregunto aunque sus palabras murieron al instante al ver a la mujer frente a él. Su pregunta se le había contestado por si sola. . ”Vaya mujer, que hermosa” piel blanca,  cabello corto que cae hasta sus hombros, cuerpo delgado con curvas diminutas luciendo un vestido turquesa, ojos chocolate, labios delgados. Impresionante. —De nada. —le dijo caballerosamente. Dispuesto a seguir su camino para continuar con los demás con el recorrido de las obras, pero aquella mujer lo detuvo con su llamado. Volvió a mirarla. —¿Aceptaría una invitación por un café?—pregunto.— Oh si lo prefiere algo más elegante. —informo con sus mejillas levemente sonrojadas. —Lo siento, no quiero importunar. —se disculpó. —Además no nos conocemos. —¿Importunar? ¡Jamás! .  ¿Acaso yo lo hago?—agrego sonriente. —Sobre lo otro, lo haremos.—sonríe.  —Por supuesto que no. —Entonces, si no arruinó sus planes, ¿acepta? —pregunto. —Es raro. Al no conocernos.—afirmo. —Tiene razón. — expreso. —Pero para mí a simple vista es un hombre interesante, y guapo. —dijo seriamente. —Se lo aseguro no soy interesante. —¿Acaso  tiene miedo de una mujer y una simple salida? —comento fingiendo sorpresa. —¡No! —¿Acepta? Con un suspiro resignado acepto tomando el papel de la señorita en dónde describía el lugar, fecha y hora del encuentro. Ella con una reverencia se despidió. Y Onew pudo continuar su recorrido no sin antes guardar ese papel en uno de sus bolsillos del pantalón de vestir. —¿Señor Jinki se encuentra bien? ¿Por qué soy tan débil con el sexo femenino? —Lo estoy.—sonrío. La orden llegó y sin esperar mucho comenzaron a degustar. —Soy empresario y dueño de varías casas de joyería de Asía y Europa.— comunico. —Me apasiona el arte y por ello colecciono cuadros. —informo y continúo. —Cuando mi tiempo me lo permite dibujó. Me encanta el pollo y dormir. Ji Ah rio delicadamente. —A todo mundo le gusta dormir. —agrego. —¿No sabía que era coleccionista? —expreso para luego llevar un poco de caviar a su boca asimismo beber de su copa. —Interesante. —Así es, me gusta coleccionar. —dijo y comió de sus langostinos. Y no era mentira, semanas atrás en una tarde llamó a su secretaria que estaba en Corea para que se encargará de estar atenta al envío de unos cuadros que adquirió  que encajarían perfectamente en las paredes de su mansión. Ella asintió. —¿Qué hay de usted Señorita Ji Ah? —dijo sin mirarla. —Soy modelo. También hago obras de caridad a varias organizaciones de mi país y en mis ratos libres práctico el pole dance. —sonrió. —Es de Japón, ¿Cierto? —volvió su mirada hacia ella. —Esta en lo cierto.—confirmo. —Algún día me gustaría ser su modelo para tener un trabajo de usted en el centro de mi sala colgando en una de mis paredes. —agrego asimismo por la parte de debajo de la mesa del restaurante ella acaricio con uno de sus pies las piernas del coreano. Sonrió traviesa al ver ese repentino respingo. De la misma forma que sin temor a equivocarse,  notaba sus mejillas pintarse de un color carmesí. ¡Es una mujer malvada sin pudor! —Eso no va hacer posible. —dijo. —No trate de pasarse de lista Señorita Ji Ah. Mi tiempo es valioso. —informo firme. —¿Porqué lo dice? —respondió con diversión. —Porque no le conviene, se lo advierto. —agrego seriamente.  —Tomare el riesgo. — comento.—Porque siendo algo que me llama la atención, lo hago y claramente usted lo es. —expreso orgullosa.  —A pesar de que usted no se vea así, Lee Jinki. Tal vez, el vino estaba comenzando a hacer efecto porque en un abrir y cerrar de ojos tenía a la señorita Ji Ah frente a sus ojos y  besando sus labios enfrente de mucha gente. Asimismo que después de eso pudo ver una sonrisa orgullosa y llena de coquetería.  —Me la he pasado genial. —comento posteriormente dejó dinero para pagar su mitad de la cuenta.  —Espero verlo pronto, es una agradable compañía. El sonido de la campana del restaurante volvió a Jinki a la realidad.

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