—Tendrá que morder en esto.
Rebecca asiente con los ojos anchos y aterrorizados.
Jane corre hacia la puerta y hace señas para que las hermanas de Rebecca entren. Forman una barricada en la puerta detrás de ellos. El primer instinto de su marido será matar a la persona que haga a su esposa gritar. Espero que Rebecca se desmaye después del primer corte. Pero si no lo hace, necesito que sus hermanas la mantengan firme.
Tomo el bisturí que me diferencia de Jane. Es un instrumento tan pequeño, no mucho más largo que mi dedo, con una pequeña hoja curvada del tamaño de mi uña. Con sus enormes cuchillos, los Ghuraba pueden decapitar y matar, pero con esta pequeña espada de plata, yo puedo salvar una vida. Es un poder al que temen...
—Lo siento —digo.
Rebano la blanca y cremosa piel de Rebeca.
