XXXII

2002 Words

XXXII Las desgracias, dice el refrán, nunca vienen solas. En efecto, es indudable que las tribulaciones son por naturaleza enormemente gregarias, y que se complacen en volar a bandadas para ir a posarse según su capricho sobre la cabeza de algún pobre hombre hasta que no le dejan una pulgada libre en el cráneo, ignorando otras cabezas que ofrecerían a sus pies bastante espacio, pero que se obstinan en no ver. Sucedió quizá que una bandada de tribulaciones volando sobre Londres, y acechando a Joe Willet, sin encontrarlo, cayeron al azar sobre el primer joven que vieron pasar por la calle. Lo cierto es que el mismo día que partió Joe, un enjambre de tribulaciones hizo en derredor de los oídos de Edward Chester tan terrible zumbido con su aleteo que ensordecieron a esta infortunada víctima.

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD