Un Encuentro Accidental

Desde niñas nos encantan ver  películas de princesas a donde por cosas del destino conocen a sus príncipes azules en su hermoso caballo blanco luego de algunas pruebas o batallas con la bruja malvada o villano son felices para siempre, como a todas mi sueño más preciado era encontrar a ese hombre especial que estuviera dispuesto a pelear guerras o ir a mi rescate en el pico más alto de una montaña. Recuerdo que junto a mis primas y hermanita usábamos las sábanas del cuarto de mis padres como vestidos de novias mientras nos imaginábamos el gran día de nuestras vidas, lo cierto que todo es lindo y mágico cuando se tiene ocho años ni por casualidad nos imaginamos que tal como los osos pandas, los príncipes azules están en vía a la extinción. Permítanme contarles un poco de mi historia y de cómo por azares de la vida conocí a mi Príncipe que quizás estaba muy lejos de ser azul más bien podría de ser un tanto gris tirando a negro, sin embargo, aquí el color no es lo importante sino como después de tantas pruebas, problemas y muchos conflictos logramos alcanzar nuestro tan ansiado felices para siempre. Mi nombre es Ana Lucía Sousa Moncada, nací un catorce de noviembre de mil novecientos noventa y nueve por lo que en la actualidad tengo veintidós años, en la magnífica capital de Venezuela Caracas, mis padres a los pocos meses de mi nacimiento por cuestiones de trabajo se mudaron a la perla del Caribe, es decir, la Isla de Margarita en donde echaron raíces, construyendo su hogar y teniendo otra hija a los pocos meses. Aprendí que no hay nada mejor que nuestro hogar, ese pedacito apartado del mundo en donde puedes ser tú mismo, para mí siempre será la casa de tres cuartos, dos baños y sala, cocina, comedor con un jardín increíble con una mata de mango en donde me caí un montón de veces en mi niñez. Recuerdo que mi hermana menor Luciana Gabriela era mi cómplice para evitar ser atrapada por nuestros padres. Luciana y yo nos llevábamos un año de diferencia, cosa que nos volvió muy unidad hasta éramos confundidas como mellizas pero la verdad no nos parecíamos nada a excepción del mismo color de cabello. Mis padres eran enfermeros, se conocieron cuando estudiaban en la universidad, quedaron flechados al instante por lo que ya tenían más de veinticinco años de casados, eran un excelente ejemplo de cómo el amor y amistad pueden sobrevivir al tiempo, pero como se habrán dado cuenta poco  originales a la hora de elegir nombres, solo unieron ambos nombres y listo crearon Ana Lucia y Luciana. Lucio y Ana eran los mejores padres del mundo, por qué a pesar que trabajaban en horarios muy pesados siempre estaban allí para compartir con nosotras, jamás se perdieron alguna obra de teatro o evento en donde participáramos. Cuando tenía diecinueve años estaba estudiando el tercer año de  Administración de Empresas y mi hermanita dieciocho añitos teniendo una vocación muy distinta estudiaba el segundo año de educación especial, el poder estar disfrutando de la experiencia universitaria juntas era lo mejor. Se emociono mucho cuando Luciana llego feliz un lunes contándole que había conocido a un chico súper guapo, según ella amor a primera vista. Una vez leyó en libro que lo que la da color a la vida es la felicidad y el dolor, no pensaba que fuera verdad porque durante sus diecinueve estuvo lleno de sonrisas. Asi como cuando Luciana llego contenta por su primer novio, un sábado en la noche llego llorando a mares, verla sufrir le causo una sensación parecida a la explosión del corazón, el motivo de tanto llanto la dejo de piedra en ocho meses seria tía, Lucí estaba embarazada y el desgraciado del novio aquel chico que  siempre lo describió como el propio príncipe encantado no quería saber nada de ella ni del bebe.  Cuando mis padres se esteraron fue un shock tremendo, estaban enojados y a la vez dolidos porque no esperaban que Luciana Gabriela saliera embaraza tan joven, como forma de castigo le dejaron seguir viviendo en la  casa pero sin el apoyo económico de ellos, a partir de ahora ella debía tomar las riendas de su vida y de la del bebé para cubrir sus necesidades, los entendía porque no era nada fácil toda esta situación, sin embargo, ella no dejaría jamás sin apoyo a Luciana porque lo que comenzó a trabajar el doble para que no les faltara nada. Realmente Lucí fue valiente a pesar de tener el corazón roto no dejo de seguir sonriendo y viviendo, el bebe era su mayor motivación, a pesar de las burlas en la facultad no dejo de estudiar y como era tan inteligente le cobraba a las inútiles de sus compañeras por hacerles los trabajos y asi ganar dinero para las consultas medicas. Con la experiencia de Luciana su deseo de conseguir un Príncipe para su vida comenzó a morir poco a poco. Ver como la panza le crecía era hermoso, sentir al bebe moverse sin duda era mágico, juntas estaban viviendo ese milagro de la vida con emoción y felicidad. Todo eso se destruyó como un vaso de vidrio que cuando cae al piso se rompe en mil pedazos, en el sexto meses de embarazo mi hermana se desmayó en plena clases, en su mente todavía está vivo el  recuerdo del momento en donde una de sus amigos llego a su salón para avisarle que Luciana se encuentra inconsciente y que  la ambulancia venia en camino. Media hora fue el tiempo que duro la ambulancia llegar al Hospital General, fue horrible y muy desesperante ver cómo le daban los primeros auxilios a mi hermanita, en hospital los doctores comenzaran a atenderla y realizarle miles de estudios buscando la razón de su desmayo. Nadie la preparo para escuchar que Luciana tenía una falla cardiaca que estaba afectando peligrosamente su corazón, por lo que recomendaban interrumpir el embarazo a la brevedad posible para comenzar un tratamiento urgente, sin embargo, a pesar de los ruegos de mis padres, Luciana siendo mayor de edad se negó. Después tres meses le dieron la bienvenida al niño más lindo del mundo Gabriel Benjamín Sousa Moncada de dos kilos y medio con treinta y cinco centímetros de largo.  Cuando vio al bebe todo pequeñito sintió una alegría inmensa que no duro mucho porque a las pocas horas mi hermana y mejor amiga yacía muerta en una camilla del hospital, todo parecía una pesadilla mi madre gritaba hasta más no poder mientras mi padre la consolaba, ella solo estaba ahí parada con lágrimas corriendo por sus mejillas con rabia y dolor. Después de dejar salir todo se dijo a si misma que tenía que ser fuerte porque había hecho una promesa que sin importar nada iba a cumplir a partir de ahora cuidaría de ese bebe cómo si fuera mi propio  hijo y eso haría hasta su último aliento y más allá. Las cosas fueron rudas después del entierro de mi linda hermana porque al intentar realizar todo el proceso de la guarda y custodia de mi sobrino, la ley no la ayudaba mucho porque la familia del desgraciado ex novio apareció solicitando la custodia también fueron meses de incertidumbre porque no sabía si ganaría el juicio. Tanto mis padres como yo amábamos a Gabriel con nuestras vidas, él era la luz que no les permita caer en el abismo del dolor, mi niño era un ángel que siempre le regalaba sonrisas sin dientes y amaba que ella lo arrullara para dormir no iba a permitir que le quitarán lo único que le quedaba de Luciana. Justo el día que mi bebé cumplía seis meses la juez primera del distrito familiar de la Asunción le otorgó a ella Ana Lucía Sousa Moncada la guarda y custodia completa de Gabriel Benjamín, le daba regímenes de visitas al padre y demás miembros de la familia que solo cumplieron hasta que el niño cumplió un año porque después por la situación país de Venezuela se fueron a otro lugar y más nunca recibió ni una paloma mensajera con noticias de ellos. A pesar de contar con el apoyo de mis padres a la hora de cuidar de al Angelito, no era fácil dividir su tiempo entre la universidad, el trabajo y las responsabilidades de ser tía mamá cómo se había autodenominado por lo que las fiestas y la vida de joven aventurera se habían acabado. Algo que le preocupaba es que cada vez más la situación económica del país se volvía más y más difícil, los sueldos no alcanzaban para nada y Gabriel necesitaba de muchas cosas para tener un crecimiento sano que no era fácil darle. Por lo que después de pensarlo mucho y conversar con sus padres buscando una solución decidió que después de su graduación en la universidad también dándose algún tiempo para ahorrar haría las maletas para emigrar a otro país como muchas personas lo hacían. Fueron meses complicados reunir dinero, trabajo hasta el cansancio además que mis papás también colaboraron con la compra de los pasajes de avión su destino sería Brasil que era un país cercano pero a la vez lejano por el extenso territorio del mismo pero era un buen lugar para recomenzar y allí estaba mi mejor amiga con quién compartiría apartamento para que los gastos no fueran tan fuertes. Era un día miércoles cuando se encontraba en el aeropuerto internacional Santiago Mariño con 4 maletas, las dos más grandes de veinticinco kilos y las de manos de ocho kilos en donde de forma mágica guardó toda su vida mientras mi padre me ayudaba con el check In, mi madre abrazaba hasta más no poder a Gabriel repitiéndole cuanto lo amaba, él solo tenía dos añitos y se divertía por los besos de Lita como le decía a la abuela. Eran las ocho de la mañana mi vuelo rumbo a San Pablo salía a las diez de la mañana por lo que podía disfrutar de mis padres un poco más, era un dolor agudo que sentía en su corazón al pensar que ya no los verías cada mañana, que no disfrutarían de un rico sancocho o una parrillada los domingos por la tarde en el patio de su casa pero los más importante era no estar con ellos y que pudieron ver a Gabriel crecer. Cuando llegó la hora mi madre Ana comenzó a llorar y mi padre tenía la cara roja por intentar aguantar el llanto. Ella intentaba emular el ejemplo del señor Lucio pero mi cuerpo no obedeció porque lágrimas corrían por todo su rostro. -"Querida por favor intenta calmarte un poco ya para nuestra Ana es difícil irse, verte así la pone peor". Le pido papá a mamá mientras la abrazaba. -"Mi hijita mayor nunca pensé que tendría que despedirme de ti de esta forma sin saber cuándo nos volveremos a ver también perderme el crecimiento de mi nieto todavía es difícil no tener a nuestra Lu pero aquí no hay vida ni seguridad para  Gabrielito y para ti, cuídate mucho en ese lugar anda con los ojos muy abiertos y no te preocupes por nosotros que estamos todavía jóvenes. Recuerda que te metí en el bolso una lista de todo lo que debes hacer si le da fiebre al bebé por el cambio de ambiente o se pone estítico por la nueva comida o si no me llamas mi WhatsApp siempre estará activo". Abrazo a la mujer que la trajo a este mundo con mucha fuerza intentando grabar ese abrazote lleno de amor en su memoria para cuando lo necesitará. Gabriel ni pendiente de la trágica despedida estaba entretenido con el carrito con el que jugaba. -"Mami gracias por esa lista voy a estar muy pendiente y si por favor estén muy atentos de sus teléfonos porque siempre los voy a llamar. Prometo que no vamos a demorar mucho para estar juntos nuevamente. Los amo muchísimo". Por los parlantes del aeropuerto volvieron a llamar por quinta vez a los pasajeros del vuelo 508974 con destino al aeropuerto de Guarulhos, San Pablo. -"Ya es hora que nos despedíamos por última vez para que entren al avión. Ana Lucía eres nuestra hija mayor desde niña has sido valiente, fuerte y muy determinada así que todo lo que eres úsalo a tu favor, como te dije hace unos días emigrar no es sencillo pero si tienes fe y no te rindes vas a conseguir establecer una base sólida para ti y Gabriel. Te amo hija mía, cuídate y cuida a nuestro regalito. Ven aquí Gabriel juguetón dale un beso a tu abuelito, te amo mi regalito del cielo cuida a tu tía mamá sí". No llorar no era tarea fácil pero escuchar la tierna e inocente voz de su sobrino los hizo reír a todos. -"Shi lito el bebe a cuita por soy granye. Ti amooooooo Lito". Se despidieron una vez más antes de pasar por la seguridad del aeropuerto, desde allí tuvo que luchar con su cartera, el bolso de Gabriel, dos maletas y un niño travieso que quería correr. La puerta de embarque parecía estar muy lejos debido al peso que tenía pero siempre Dios nos envía ángeles porque una asistente de vuelo viendo su penuria la ayudó con las maletas hasta entrar en el avión. Acomodo al emocionado bebe porque estaba en un avión grande como decía en su asiento algo que no le gusto mucho fue el cinturón de seguridad y eso no era nuevo porque también odiaba las cintas de su silla de carro. Sacó la tablet y le puso con video para distraerlo y el malestar que para algunos le causaba el despegue a él no le afectará. La aeromoza explicó todas las medidas de seguridad para comenzar la travesía de seis horas y media a nuestro destino, esperaba que tanto estudiar portugués diera resultado para que pudiera comunicarse sin problemas y no depender de su mejor amiga Alexandra Lima Da Silva. Alex como le decía de pequeña era brasileña de nacimiento pero por el trabajo de su padre en un empresa petrolera se mudaron a Margarita cuando ella tenía diez años, se conocieron al estudiar en el mismo sexto grado y desde allí se hicieron inseparables hasta que luego de once años de ser uña y mugre al  padre de Álex le pidieron regresar a Brasil. Cuando le comentó la idea dejar Venezuela le dijo que la esperaba entonces en San Pablo porque no dejaría que estuviera sola con Gabriel en un país extraño. Estaba inmensamente agradecida de tener a Álex como amiga y saber que tendría alguien a quien amaba en este nuevo comienzo, ella no era una mujer madura ni hecha ni derecha, cuando mi hermana falleció a pesar de estudiar y trabajar al mismo tiempo dependía mucho de nuestros padres hasta pedía permiso para salir con mis amigos. Luego de perder a Luciana tuvo que madurar de la noche a la mañana, Gabriel no necesitaba a una tía inútil sino de alguien responsable por eso había ganado su tutela, todo lo que hacía por él desde hace dos años, mi vida ya no se centraba en ella hasta deje a mi novio de ese momento porque no estaba de acuerdo de que asumiera el cuidado de ese mocoso si así lo llamo porque lo que al recibir su vete al demonio y un esto llego hasta aquí, también se llevó como presente una cachetada que jamás olvidaría. Cómo hacer para que un niño de dos años travieso se quedará tranquilo en un asiento por casi siete horas porque su fascinación por las caricaturas en la tablet duró sólo treinta minutos, durmió por una hora luego jugó un sus carritos y ahora quería caminar por todo el avión y tocar todo a su paso. Gracias a una de las aeromozas pudo preparar un rico tetero y mientras lo tenía en sus brazos dándole comida, algunas lágrimas saltaron de sus ojos y él con toda ternura colocó sus manitas en la cara de ella. -"Tía mami nu chores chi". -"La tía mami llora porque ama mucho al bebé y está feliz de que estén juntos. Gabriel estás feliz de estar con tu tía mami?". Como siempre le regaló esa sonrisa hermosa de hoyuelos que tanto adoraba a pesar de ser algo heredado del desgraciado de su padre pero eso ojitos brillantes color avellana eran iguales a los de Luciana. -"Chií estoy feliz y los litos". -"Los abuelitos se quedaron porque la tía y el bebe están yendo a otro lugar pero pronto los veremos de nuevo, es una promesa. Ahora mi niño lindo vamos a ver una película tranquilos que tal si vemos los Minions". El amaba a esos muñequitos amarillentos muy graciosos. Como siempre que veía esa película su niño deja fluir una risa bastante escandalosa y bastante contagiosa  que a la final lo terminó cansando para caer un profundo sueño. A veces se preguntaba porque Dios se llevó a Luciana, porque ella tenía que cuidar de Gabriel, no tenia duda que Lucí sería la mejor madre del mundo y que desde el primer instante que supo que estaba embarazada amo a su bebe con locura, nunca iba a tener las respuestas a esas preguntas solo tenía que agradecer de tener la bendición de tener a su lado llenándola de amor a este Angelito maravilloso. A las seis y media de la tarde hora de Brasilia el avión estaba descendiendo en tierras paulistas con cuidado despertó a su hombrecito le puso un suéter con una bufanda que no le agradó mucho pero  era invierno y no quería que pegará un resfriado el primer día, ella también se abrigo y cuando quedaba muy pocas personas en el avión decidió que era hora de salir para volver a ser burrito de cargas como siempre hay ángeles un seguridad le consiguió un carrito para llevara sus maletas mientras pasaba migración porque Gabrielito no quería caminar según él estaba cansando.  Como siempre que viajaba tenía que hacer una explicación larga de que ella no era la madre biológica si no era la tía con la guardia y custodia además de enseñar todos los documentos que avalan lo que decía, después tocó recorrer el inmenso aeropuerto de Guarulhos hasta el área de rescatar sus otras dos maletas gracias que mi bebe viendo que la tía no podía con todo decidió caminar y ayudar a empujar el carrito. Al salir había muchas personas estaban esperando a sus familiares pero era muy fácil reconocer a la rubia de un metro setenta y cinco de cuerpo de infarto que tenía un cartel grandísimo con globos escrito "BEM VINDOS A SÃO PAULO ANA LÚCIA E GABRIEL". Apenas Alexandra los vio salió corriendo para abrazarlos, soltó las maletas y bolsos para abrazar a su casi hermana que tenía más de cuatro de años sin ver luego le tocó a Gabriel ser apapachado y besado por Alex, que estaba acompañada del guapo de su hermano mayor que cuando tenía unos catorce o quince años le robó unos cuantos suspiros y estaba allí para ser de cargador de equipaje. -"Amiga estoy tan feliz que ya estén aquí tenemos tanto de qué hablar además te va a encantar lo que te tengo preparado". Le dijo Alex cuando estaban de camino a su apartamento. -"Yo también estoy muy feliz de estar aquí, Claro que vamos a conversar de mil cosas pero no sé vale que me hables en español así como voy a mejorar mi portugués. Gracias Tiago por la ayuda ya no podía más con esas maletas". -"Tranqüila Ana não foi nada. Você e o menino vão dar certo aqui". (Tranquila Ana no fue nada, a ti y al niño les va ir bien aquí). Le dijo Tiago. -"Ana es increíble lo mucho que se parece Gabriel con Luciana pero a la vez no también tiene cosas de su papá pero lo importante es que un guapetón encantador que quiero vivir tocando esos rizos castaños y besar esas mejillas rosadas". -"Alex si no lo quieres ver como un torito enojado no lo hagas mucho porque lo odia y tienes razón tiene algo de su bello Lu y del hijo de la fruta ese en buena manera". Gabriel estaba entretenido viendo la nueva ciudad y el montón de luces por doquier eran casi las ocho de la noche y había mucha gente caminando. Qué decir de São Paulo era una de las ciudades más grandes de Latinoamérica con una población igual a la de toda Colombia ahora debían sumar dos personas más, este sería el lugar para que su niño fuera feliz y tuviera una vida tranquila, aquí ambos comenzaría una nueva aventura lo que nunca le dijeron era que sería la mejor, la más feliz y a la vez la que vendría con más desafíos y obstáculos. A partir de ahora les contaré con lujos de detalle como conocía a mi príncipe negro pero príncipe al fin.