Capítulo XL-2

1902 Words

—¡Chsss! —dijo, al ver levantarse a la joven un tanto alarmada ante esta inusual forma de proceder—. No tiene por qué tenerme miedo: ¡pero si podría ser su abuelo! Es usted una muchacha encantadora…, me gusta. Aquí los tenemos. En efecto, así era, ya que en el momento en que el señor Grimwig acababa de aterrizar sobre la silla con un magistral salto, entraron el señor Brownlow y Oliver, a quien Grimwig recibió con gran cortesía; y aunque todo lo que se había desvivido por Oliver no hubiera obtenido más gratificación que la alegría que experimentó la joven en ese momento, Rose Maylie se habría sentido lo suficientemente bien recompensada. —A todo esto, aún nos queda alguien de quien no deberíamos olvidarnos… —dijo el señor Brownlow, haciendo sonar la campanilla—. Haga venir a la señora Be

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