bc

Tú, Mi Hermano y Yo.

book_age12+
292
FOLLOW
1.4K
READ
mate
drama
bxg
gxg
highschool
tricky
turning gay
colleagues to lovers
naive
like
intro-logo
Blurb

Es una historia LGBT+ de género romance basado en una encrucijada, una tan grande como los sentimientos de los protagonistas dónde una de ellas nunca se esperó enamorarse de la novia de su hermano, ¿Saben qué significa eso? Ella sabe que aquella mujer es prohibida que ya está ocupada pero su terco corazón no lo comprende de esa forma y es por ello que tratará conquistar a aquella mujer tan hermosa como elegante quién no es nada más ni nada menos que la enamorada de su hermano, aquel chiquillo que creció junto a ella pero que, sin embargo, ahora se convertirá en su rival, sin imaginarse que será correspondida.

chap-preview
Free preview
Capítulo 1
Los mellizos Valverde eran completamente diferentes tanto físicamente como en su personalidad, la mayor parte del tiempo estaban en desacuerdo, sus fiestas de cumpleaños siempre era un desastre, ya que sus padres hacia una sola fiesta dado que habían nacido el mismo día, prácticamente Teresa era la mayor por un par de segundos y ella siempre sacaba ventaja de eso, Teresa y su hermano Sidane eran un claro ejemplo del agua y el aceite. Teresa nunca llegó a pensar que un día llegaría a gustarle las mismas cosas que a su hermano, eso pensaba hasta que Sidane llevó a casa a su tercera novia, Zulay Hernández, ellos llevaban cinco meses saliendo, cinco meses de tortura para Teresa. Teresa siempre mantenía distancia con la novia de su hermano, cuando estaban en el mismo lugar la ignoraba, podía contar las veces en que intercambiaron un “Hola” antes de que Teresa subiera a su habitación o fingiera estar entretenida viendo la televisión o en otras cosas. Aunque pareciera que no le importaba que ella estuviera allí, siempre escuchaba su risa, su melodiosa voz llamando a su hermano, los besos disimulados que se daban y para ser sincera eso le dolía, quizás te preguntes cómo fue que terminó enamorándose de una persona con la que no ha tenido una conversación, intercambiado una sonrisa o algún momento de convivencia, pues Teresa aun trata de averiguarlo. Tal vez fueron las cosas que su hermano decía de ella o por la infinidad de veces que ella estaba en la casa y Teresa la miraba desde lejos, quizás era esa hermosa sonrisa de ojos que tenía o la forma en que arrugaba su nariz, dios, esa chica era perfecta, pero era completamente prohibida. Sidane muchas veces le dijo a su hermana que fuera amable con ella, que dejara de ignorarla hasta incluso le pidió que la conociera para que fueran amigas, en ese momento Teresa rió irónica y se reusó hacer tal cosa, no porque no quisiera, sino porque tenía miedo de entablar una “amistad” con ella, puesto que sabía que podía cometer alguna locura con lo impulsiva que era, aunque sabía controlarse no estaba segura de hasta donde llegaban sus límites. A pesar de los conflictos con Sidane, ella lo amaba y aun sabiendo que era un completo idiota, ella jamás podría meterse con su novia, además de que no había posibilidad de que se fijara en ella ya que Zulay no compartía el mismo gusto que ella por las chicas, aunque varias veces la había sorprendido mirándola con algo más que simple curiosidad, pero creía que solo eran alucinaciones suyas, tal vez el hecho de querer que Zulay la viera como algo más que solo la hermana de su novio la estaba haciendo ver cosas que no eran. Pero había tantas cosas en juego que hacían que Teresa prefiriera mantener su distancia, pero poco sabía que esa tarde todo por lo que había trabajado en esos cinco meses se iría al caño. Pov. Teresa — No te estamos preguntando si quieres Teresa, te estamos diciendo que Zulay se quedará en tu cuarto.— Dijo mamá severamente. — ¿Están hablando en serio? ¿Por qué tiene que quedarse aquí? ¿Acaso no tiene amigas?— Sentía como mi corazón latía descontroladamente, Zulay no podía quedarse en mi cuarto, ni mucho menos podíamos compartir la misma cama. — Tú sabe que la relación que tenemos con sus padres es muy buena, hay mucha confianza, nosotros queremos a Zulay como una hija más y tú, Sidane.— Miró a mi hermano.— Ni se te ocurra pasarte de listo, sabes cuales son las reglas.— El asintió y yo lo miré fulminantemente al ver la cara de hipócrita que tenía. — Hipócrita.— Susurré. — Zulay no tarda en llegar, tu padre y yo iremos a comprar más despensa, así que ve arreglar tu cuarto.— Ordenó mamá. — Yo no he dicho que sí, ni siquiera la conozco y no pienso tener a una extraña en mi habitación.— Me excusé. — Es la novia de tu hermano, no es ninguna extraña y más te vale ser amable, que no nos tienes muy contentos que digamos, así que tus prioridades en este momento no existen.— Papá me dice firmemente, Sidane voltea a verme con una sonrisa burlona. Me levanté golpeando fuertemente la mesa y sin decir nada más me fui a mi cuarto. Suspiré mirando el techo de mi cuarto, mi mente pensaba en tantas cosas que podía o no pasar, imaginaba como se sentiría despertar o dormir con ella a mi lado… Sacudí la cabeza antes de pararme por mi guitarra, odiaba tener ese tipo de pensamientos, mis dedos se movían hábilmente en las cuerdas de la guitarra, en seguida una calma se apodero de mi cuerpo, la música siempre me hacía sentirme mejor. — Zulay está por llegar.— Sidane entro a mi cuarto sin permiso, respire profundo para no sacarlo a patadas.— Así que vas a dejarla que se quedé aquí y vas a ser amable con ella.— Reí. — ¿Acaso estas dándome ordenes? ¡Vaya esto sí que es gracioso!— Continúe riendo. — No tienes opción Teresa, ya escuchaste a mamá y papá. — ¿Y eso qué? Creo que tu novia está acostumbrada a ser tratada mal ¿O también finges ser el hombre perfecto que no eres?— Sidane apretó los puños y luego me regalo una sonrisa divertida. — Eso siempre funciona para meterla en mi cama.— En un rápido movimiento acorrale a Sidane contra la pared mientras lo sostenía con fuerza de su playera. — Escúchame bien, esta es la última vez que entras a mi cuarto e intentas darme órdenes ¿entendiste?— Sidane pasó saliva y asintió con la cabeza, lo solté y volví a sentarme en mi cama para volver a tocar mi guitarra. — Mira lo creas o no ella me importa, quiero que esté cómoda aquí.— Teresa función el ceño. — Ya dije que no, Sidane.— Continúe tocando mi guitarra. — Por favor, Teresa, yo le dije que no tenías ningún problema con que se quedara. — Ese es tu problema, para que aprendas a no abrir tu boca sin tener el consentimiento de otros.— Sidane gruñó frustrado, el timbre sonó y comenzó a saltar desesperado. — Maldita sea Teresa, es ella, te lo suplicó sólo serán quince días, me asegurare de que sólo convivan cuando realmente sea necesario.— Dijo desesperado. — No.— Contesté sin mirarlo siquiera. — Hare lo que me pidas.— El timbre volvió a sonar, coloque mi guitarra a un lado y lo miré con malicia. — Tengo una fiesta este sábado.— Comencé a decir. — Teresa estas castigada, no creo que...— Levanté un ceja. — Este es el trató Sidane, tú me cubres este sábado por la noche y me ayudas en todo lo que te pida durante su estadía aquí y con eso yo acepto a tu novia de huésped. — No voy a ser tu esclavo si es lo que pretendes.— El timbre volvió a sonar. — Tic, tac, tic, tac, tu tiempo se acaba.— Dije burlona. — Vale, está bien, pero tienes que ser amable con ella, Zulay piensa que la odias o algo así, aún está en shock porque tú aceptaste que se quedara aquí. — Y no lo hice, simplemente acabas de comprar mis servicios. — Sólo compórtate ¿vale?— Sidane salió de mi cuarto y bajó corriendo las escaleras, me levanté y me miré en el espejo. — ¿Pero que acabas de hacer, Teresa?— Susurré mientras pasaba mis manos por mi cara, suspiré profundamente y salí de mi habitación. Bajé las escaleras con cautela, podía escuchar las voces que provenían de la sala. — Estoy nerviosa.— Escuché decir a la chica, sonreí inconscientemente. — Tranquila Zulay, mi hermana no te va a morder.— Escuché silencio y supe que era porque sus labios estaban ocupados, rápidamente Bajé y fui a la sala. Carraspeé haciendo que Zulay saliera disparada fuera de Sidane, bajó la mirada y sonrió tímidamente, mordí mi labio inferior para no sonreír ante lo adorable que se veía. — Tengo que irme, pero regresó en cuando mi práctica acabe ¿vale?— Dijo Sidane, Zulay asintió. Mi hermano se inclinó para besarla, pero Zulay volteó la cabeza para que el beso fuera en la mejilla, esta vez no pude evitas la sonrisa que se formó en mi rostro. — Nos vemos chicas, diviértanse.— Sidane dijo antes de salir de la casa. Pov. Zulay Seguí a Sidane con la mirada, al escuchar la puerta cerrarse miré a Teresa y nuestros ojos se encontraron, ella comenzó a acercarse peligrosamente, yo solo pude pasar saliva, antes de llegar a mí, se dejó caer en el sillón, yo la imité y me senté a un lado suyo. — Entonces Hernández parece que serás mi compañera de habitación por unos días ¿no?— Me estremecí antes el sonido de su voz era profunda, pero al mismo tiempo cálida y ¿y? Me mordí el labio y me reprendí mentalmente por mis pensamientos. — Si… mis padres tuvieron que salir de urgencia a Estados Unidos y no pude acompañarlos debido a la escuela.— Dije nerviosa. Teresa se acercó más haciendo que nuestros hombros y piernas se tocaran. Me estremecí al girar mi cabeza y ver lo cerca que estaban nuestras caras, ella sonrió dejándome ver su hoyuelo haciendo que mis mejillas quemaran, aparte la mirada de ella. — B—bu… bueno.— Tartamuda al sentí su respiración en mi oreja.— ¿D—debería ir a dejar mis… mis cosas a tu cuarto?— Mordí mi labio. Teresa dejó caer su cabeza en el respaldo del sillón y cerro sus ojos brevemente, no pude evitar mirarla, era la primera vez que la tenía tan cerca, me tomé la libertad de observarla, sabía que Teresa era atractiva, pero teniéndola tan cerca pude ver que era hermosa, su cara de bebé era tan linda, tenía una piel perfectamente blanca, su nariz parecía moldeada por los mismísimos dioses y no se diga de su labios rosados y carnosos eran perfectamente besables, espera ¿Qué? Teresa abrió sus ojos y se encontraron con los míos, hizo lo posible para no cohibirme por su mirada profunda y por el hecho de que ella me había sorprendido mirándola, pero sus ojos me hicieron perderme. — Tendremos algunas reglas.— Dijo mientras se reincorporaba.— La primera.— Comenzó a decir mientras enseñaba los dedos correspondientes.— No puedes tocar nada, la segunda quiero el lado izquierdo de la cama y tercero suelo dormir tarde así que no quiero quejas de que no puedes dormir.— Mantenía mi mirada en sus ojos, arqueó una ceja al notar que no le está prestando atención. — Sabía que no eran cafés.— Pensé en voz alta, rápidamente mis mejillas se calentaron al darme cuenta de que lo dije en voz alta, ella simplemente sonrió de medio lado.— Lo siento… es solo que siempre he tenido la curiosidad acerca del color de tus ojos. — Está bien, no importa, de todos modos, para mí son normales.— Se encogió de hombros. — ¿Alguna vez has prestado atención a ellos? Créeme no son normales, para ser honesta nunca había visto unos ojos tan bonitos como los tuyos.— Susurré, estaba segura que parecía un tomate, ella solo sonrió y desvió la mirada. — Mi papá dice que los herede mi abuela. — Tú y Sidane son tan diferentes incluso físicamente.— Solté una risita nerviosa. — Bueno, esas son las reglas no las olvidés.— Corto el tema de repente, yo sólo miré mi regazo mientras captaba su indirecta. — Lo entiendo, no tengo problema con eso, en realidad yo… quería agradecerte por haber aceptado el que me quedara contigo.— Comencé a jugar con mis dedos, al sentir su intensa mirada.— Se que es raro, porque no hemos hablado mucho, pero te prometo respetar tu espacio.— La miré y como pensaba ella me miraba, haciendo que me estremeciera por completo ¿Por qué pasaba esto? — Está bien, en realidad no es como si hubiera tenido opción.— Dijo encogiéndose de hombros.— Pero esperó no sea tan malo como creo, esperó seas divertida Zulay.— Me sonrió, dios, mi nombre se escuchaba tan bien en sus labios. — Yo… puedo intentarlo.— Sonreí y ella me devolvió la sonrisa. — Bien, creo que mi cama es bastante grande para las dos.— Dijo y antes de que Teresa tuviera la oportunidad de decir o hacer algo más, la abraza, sentí como su cuerpo se puso rígido, así que me parte inmediatamente. — Lo… lo siento… yo… sólo… solo estaba… lo siento.— Bajé la mirada sonrojada. — ¿Siempre se sonrojas por todo?— Preguntó bromeando, haciendo que mis mejillas se pusieran más rojas. En realidad, nunca me había sentido tan torpe y nerviosa como ahora, ni con Sidane pasaba eso, nadie me había hecho sonrojas tanto como Teresa lo estaba haciendo sólo con una simple mirada. — Lo siento.— Dije en voz baja y ella se rió. Por dios el sonido de su risa hizo que mi estómago revoloteara, levanté mi mirada para poder verla, grabando el sonido de su risa y como se formaba su hoyuelo al reír. — Esto va a ser interesante.— Dijo antes de levantarse y tomas mi pequeña, pero pesada maleta.— Vamos Hernández te mostrare tu nueva habitación.— Me guiño un ojo haciendo que mi corazón latiera como loco, jamás pensé que la hermana de mi novio pudiera hacerme sentir de esta manera, no quise pensar en estas nuevas sensaciones. Me levanté del sillón y seguí a Teresa, creo que esto sería muy interesante como ella había dicho, muero de ganas por saber que nos espera…  Ambas chicas subieron por las escaleras, Zulay se mordió el labio tratando de no mirar directamente al trasero de Teresa mientras esta iba delante de ella, Zulay estaba teniendo tantos pensamientos que la estaban aturdiendo en ese momento. Teresa paro frente a una puerta, la pelinegra era muy especial cuando se trataba de su privacidad, Zulay sería la primera chica que dejaría entrar después de sus dos mejores amigas, pero Teresa no podía evitar sentir que con ella todo era diferente. Teresa abrió la puerta de su cuarto y dejo pasar primero a Zulay, la chica admiraba completamente la habitación, era la primera vez que estaba en ella y lo primero que noto fue el delicioso olor del perfume de Teresa, seguido vio el gran mural que cubría la pared frente a ella, se acercó y pasó sus manos sobre él, observándolo con atención. — ¿Tú lo pintaste?— Preguntó sorprendida, Teresa asintió mientras se quitaba su chamarra y tomaba su guitarra.— Es increíble.— Dice aun admirando el mural. El mural consistía en una gran y hermoso paisaje que al parecer era una playa en pleno atardecer, donde se encontraban dos chicas mirándose la una a la otra con diferentes atuendos y encima de ellas se encontraban dos letras “I” de diferentes colores, todo era muy hermoso. Después de unos minutos Zulay fijo su atención en la guitarra de Teresa que parecía estar construida por una serie de pequeñas letras, las letras estaban muy juntas para darle el efecto de sombreado de la guitarra y eso hacía difícil el poderlas leer. — Sólo son partes de mis canciones favoritas.— Dijo Teresa al ver lo concentrada que se encontraba la chica mirando su guitarra. — Es increíble Teresa, no sabía que podías dibujar de esa manera.— Sus ojos se encuentras con los de Teresa y ella simplemente sonrío al ver la cara de admiración de Zulay. — Hay muchas cosas que no sabes de mi Hernández.— La nombrada arqueó una ceja y se acercó a Teresa sentándose a un lado de ella, sus ojos ónice se fijaron ella con una sonrisa traviesa. — Pues me gustaría conocerlas.— Le dice mostrándole una sonrisa, Teresa suelta una risita antes de comenzar a tocar su guitarra. — Quién sabe si tengas el privilegio.— Dice en tono de broma guiñándole un ojo, en se instante el corazón de Zulay se volvió loco, estaba a punto de replicar, pero Teresa volvió hablar.— ¿Necesitas algún espacio para poner tus cosas?— Zulay negó. — No, puedo ir sacando las cosas en cuanto las vaya necesitando.— Teresa asintió.— ¿Eres algún tipo de artista?— Zulay le dio una sonrisa juguetona, Teresa sólo se encogió de hombros. — Tal vez si, tal vez no… — ¿Siempre eres así de impredecible?— Teresa bajó su guitarra y se acerca a Zulay haciendo que sus labios rosaran su oído. — Haces muchas preguntas Hernández.— Y sin decir más se levantó.— No toque nada y tampoco nada de estar fisgoneando.— Sonríe burlonamente y sale del cuarto dejando a Zulay con la boca abierta y su corazón completamente loco. A la hora de la cena los Valverde establecieron un par de reglas, la primera y la más importante fue que la pareja tenía estrictamente prohibido tomas ventaja de la situación, Zulay enrojeció totalmente al darse cuenta de lo que estaban hablando, ella negó y les aseguro que no tenían nada de qué preocuparse, Teresa noto como Sidane frunció el ceño y termino su comida totalmente enojado, la pelinegra por el simple hecho de molestar les agradeció a sus padres al decirles que no quería oír a su hermano en pleno acto y que no quería que Sidane entrara a su cuarto con la intención de despertar a Zulay, Teresa rió a carcajadas cuando la castaña se atraganto con lo que estaba comiendo, su cara estaba más roja que un tomate. Llegada la noche ambas se preparaban para dormir por primera vez juntas y en la misma cama, Teresa trataba de verse completamente indiferente, pero por dentro estaba que moría de los nervios. Teresa ya se encontraba en su lado de la cama leyendo un libro o más bien disimulando hacerlo mientras veía como Zulay se lavaba la cara, sus ojos volvieron al libro cuando la vio venir, Zulay se quedó parada unos segundos a lado de la cama, Teresa la miró con una ceja levantada. — ¿Planeas quedarte ahí toda la noche?— Zulay se mordió el labio y negó con la cabeza para después meterse en la cama. El calor que desprendió el cuerpo de Zulay envolvió a Teresa completamente, la chica tragó pesadamente y se maldijo interiormente. — Apaga la lámpara, Hernández.— Le dije la pelinegra cerrando su libro y dándose media vuelta tratando de estar lo más lejos posible de la castaña. Zulay frunció el ceño en confusión, pero apagó la lámpara. — ¿Qué no se suponía que dormías tarde? — Soy impredecible ¿recuerdas?— A pesar de que no podía verla sabía que Teresa estaba sonriendo y con ello una sonrisa boba apareció en sus labios. — Buenas noches, Teresa.— Zulay esperó a que ella le diera las buenas noches, pero en cambio recibió un gruñido por parte de la pelinegra. — Duérmete ya, Hernández.— Zulay suspiró, no tenía más remedio que intentar dormir, sabía que la confianza de Teresa no se ganaba de un día para otro. El corazón de Zulay no dejaba de palpitar desesperado, ella sentía nervios y no sabía por qué. Cada cinco minutos volteaba a ver a la persona que dormía a su lado, esa noche no pudo dormir por tantas preguntas en su cabeza, pero ella poco sabía que no había sido la única que no durmió esa noche…  

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
52.4K
bc

La esposa rechazada del ceo

read
169.7K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
87.0K
bc

Navidad con mi ex

read
9.0K
bc

Bajo acuerdo

read
10.4K
bc

Tras Mi Divorcio

read
512.0K
bc

Yo, no soy él

read
88.7K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook