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Cuando las Paredes Hablan, la Ciudad Calla

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Es una historia LGBT+ de género misterioso y romance en el que dos agentes se verán envueltas en el descubrimiento de las misteriosas desapariciones de jovencitas suscitados en el pequeño pueblo de Villa Cecilia, ambas haciéndose pasar como pareja tratarán de desvelar el misterio que ha azotado a la ciudad por décadas, ambas tienen en la mira que este suceso no es normal, no es humano, es del tipo paranormal quizá, pero no lo sabrán hasta que no vivan en carne propia la experiencia de vivir en aquel lugar, un lugar lleno de secretos y personas con un amplio historial de mentiras dentro de la ciudad.

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Capítulo 1
Estaba espeluznantemente tranquilo en la habitación, sólo el constante goteo, goteo, goteo de la máquina de café interrumpía el silencio. A esta hora temprana, incluso los otros equipos estaban ausentes. De Samuel Milenio, conocido por todos como Duck, se quedó mirando los escritorios vacíos por un momento, luego miró el gran reloj en la pared. Estarían aquí pronto. Conocía la rutina de ellos mejor que la suya, sobre todo después de cerrar un caso como el que acababan de concluir. Siendo para conocimiento de todos ocho chicos. Han desaparecido, es extraño, las desapariciones eran extrañas.  Sí, los encontraron. Los encontraron a todos, pero muertos. El bastardo los había estado utilizando como juguetes cuales, el más antiguo por dos meses. El más nuevo, tan sólo dos días. Todos muertos, los encontraron a todos muertos. Y Acer sabía exactamente cómo su equipo se ocuparía de eso. Su compañera, Cotrina Lean Justa, saldría sola a un bar popular de lesbianas y después de una gran cantidad de tragos de tequila, recogería una mujer cuyo nombre no recordaría esta mañana. Tania seguiría a la mujer a casa, follarían como locas, entonces se iría antes de que la mujer despertara. Sin nombre, sin número de teléfono y era así como Tania manejaba las cosas, sin dejar rastro alguno de su presencia, todo era absolutamente sexual. Simón Chonta, cuyo propio hijo era de la misma edad que la mayoría de esos chicos, iría a casa de su exesposa, quién, por alguna extraña razón, todavía tenía relaciones sexuales con él. Tal vez ella había estado el tiempo suficiente para saber cómo estos casos lo afectaban, a pesar de que en un día normal peleaban como perros y gatos. La compañera de Simón, Estefany Toung, siempre iba a casa sola y bebía una botella entera de vino, a veces dos, según Simón, mientras disfrutaba de un baño de burbujas. Acer permitió que su mente vagara hacia la hermosa agente rubia, imaginándola hasta el cuello en burbujas. Sosteniendo perezosamente con una mano una copa por el borde. Lo apartó, consciente de que Simón le patearía el culo por ese pensamiento. Simón tenía su propio enamoramiento con ella, aunque lo negara hasta el día de su muerte. Suspiró y se dirigió hacia el café, a pesar que conocía la rutina. En un día normal, después de un caso normal, Estefany sería la primera en llegar. Siempre lo sería. Era irritantemente puntual, nunca llegaba tarde, y no es decir por decir, ella realmente nunca llegaría tarde. Simón se apresuraría siendo el siguiente, sin dejar de masticar lo que hubiese comprado para el desayuno esa mañana. Luego Tania se arrastraría adentro, con su cabello todavía mojado, evidencia de que se había levantado a tiempo solo para una ducha rápida, Sin café o desayuno. Tania habitualmente llegaba tarde. Siempre. Pero eso era en un día normal. Hoy, ya que no era un día normal, Tania llegaría primero, apestando a ron y tequila, con la misma ropa de ayer. Le gruñiría un saludo y luego se hundiría en su silla. Él le entregaría una taza de café, del cual ella se quejaría. Simón aparecería después, con los ojos rojos e hinchados por la falta de sueño. Su exesposa, le escucharía decir a Simón, era una máquina sexual. Estefany sería la última en llegar. Siempre traía café de Starbucks y desayuno para agasajarlos. A veces, cruasanes de jamón y queso, a veces tacos de un bar local mexicano, a veces sólo McDonald, pero siempre traía el desayuno. Y ella los observaría, buscando ver si ellos se habían recuperado, sus ojos sin duda aterrizando en Tania con una leve mirada de desaprobación. Él a menudo se preguntaba si esa era la razón por la que ella intencionalmente llegaba tarde para no tener que presenciar a Tania entrando y luciendo su físico. Tania entrecerró los ojos ante la luz brillante del sol, sus gafas oscuras hicieron poco para suavizar el resplandor. Pasó la lengua por sus dientes, su boca seca y aún con el sabor a tequila y a ron. Gruñó, haciendo una mueca por el martilleo en su cabeza mientras se metía en el edificio. La mujer había sido una rubia. Recientemente, todas habían sido rubias. No podía recordar el nombre de la mujer ni para salvar su vida. Suspiró con cansancio mientras el ascensor se abría. Entró en la habitación, con las gafas de sol aun cubriendo sus ojos. Su juego de escritorio estaba separado de los del equipo del FBI por una fila de archivadores y vio a Acer sentado en el suyo, como esperándola. Él era el último en salir y el primero en llegar. A veces se preguntaba si él incluso iba a casa. Hizo caso omiso a la mirada que él le dio y sacó su silla con el pie, hundiéndose lentamente, manteniendo su cabeza inmóvil. —Sí, gracias— murmuró mientras él le entregaba una taza de café. Tomó un sorbo, haciendo una mueca ante el sabor. —Maldita sea, Duck, esto sabe a mierda ¿Cuándo vas a aprender a hacer una buena taza de café? —No dudes en intentarlo— mencionó él. Ella parpadeó varias veces, centrándose en la cabeza de él. —¿Qué demonios te ha pasado? —Quería un cambio. — mencionó mientras se frotaba la cabeza rapada. —Uh, No me digas. — Ella apoyó la cabeza sobre el escritorio, sus gafas de sol se aplastaban incómodamente contra su oído, esperando por su pregunta. —¿Cuál era su nombre? Ella dio su respuesta habitual. —No tengo ni idea. — y mantuvo sus ojos cerrados, escuchando las puertas del ascensor que se abrían, consciente de que era Simón. -Después de él, Tania llegó mucho antes de lo que solía llegar. —Tania, ¿no es la misma ropa que tenías puesta ayer? —Muérdeme. —, murmuró con los ojos todavía cerrados. —Desearías. —Cállate. — Suspiró nuevamente, prometiendo, por lo menos, unas cien veces que le pondría fin a todas estas noches en vela con extrañas. Pero era la única manera en que podía espantar por completo de su mente los horrores del trabajo. Bueno, no la única manera, pensó, al recordar la noche que Estefany había compartido en su cama. Gimió en voz baja, sin querer pensar en eso ahora. Nunca llevaba a las mujeres a su propia cama. Era una regla que nunca rompía. Nunca. Era más fácil de esa manera. Sin nombres, ni teléfonos, ni direcciones. Pero había roto todas las reglas esa noche. Sólo que ella no había sido la única escabulléndose de la cama de alguien y escapando en la oscuridad de la madrugada. Se sorprendió de lo mucho que le había dolido cuando despertó descubriendo que Estefany ya se había ido. —Jesús, Duck ¿Qué pasó con el afro que llegamos a amar? —Vamos, hombre, eso no era afro. ----------------- Estefany sabía lo que iba a encontrar, incluso antes de que las puertas del ascensor se abrieran. Acer estaría inclinado hacia atrás en su silla, mirando a Tania con ojos molestos y preocupados mientras tiraba pedazos de papeles arrugados en el bote de basura. Simón estaría leyendo las noticias en línea, con la barbilla apoyada en su mano tratando de ahogar un bostezo. Realmente no estaría leyendo el diario, lo sabía. Estaría reviviendo la noche pasada con su ex. Y Tania tendría su cabeza sobre el escritorio, con los ojos cerrados. Si era una mala mañana, todavía tendría puesta sus gafas de sol. Ella hizo una pausa antes de bajar del ascensor, su mirada pasó rápidamente por la habitación. Silenciosamente reconoció que sus suposiciones eran correctas. Tomando una respiración profunda, caminó hacia delante, sonriéndole a Duck antes de entregarle un café. —Bonita cabeza. — mencionó con una sonrisa. Simón tomó su café antes de que ella pudiese ofrecérselo, entonces miró la bolsa que ella sostenía. —Salchichas y tortillas— mencionó ella, entregándole una. —Eres la mejor. Gracias. Le arrojó una a Duck y luego se acercó a Tania, quien todavía tenía que levantar su cabeza. Colocó el café y el desayuno al lado de ella, sacudiendo lentamente la cabeza. —Realmente, realmente necesitas una ducha, Tania. —, mencionó en voz baja. —Lo sé. — murmuró ella. Estefany negó con su cabeza nuevamente, preguntándose por qué Tania se ponía a sí misma a pasar por esto. ¿No podría estar satisfecha con una noche a solas? ¿Quizás con una botella de vino, tal vez un baño caliente con burbujas? ¿Siempre tenía que espantar las imágenes con sexo? Se permitió una breve mirada al pasado, esa noche en la que había sido ella la que Tania había envuelto. Contra su mejor juicio, Estefany había cedido a sus deseos, un error provocado por el incesante coqueteo de Tania, demasiados tragos de tequila y su propia necesidad de escapar del trabajo por unas horas. Aunque se había arrepentido de su decisión la mañana siguiente, todavía seguía siendo una noche que era incapaz de olvidar, sacarlo de su cabeza no sería una misión fácil definitivamente. ---------------------- Simón vio cómo su pareja miraba a Tania. Echó un vistazo a Duck con las cejas levantadas cuando Estefany negó con su cabeza por tercera vez antes de tomar asiento en su propio escritorio ordenado. Simón comió su desayuno en silencio, al igual que los demás. Finalmente, Tania se levantó, aunque lo hizo lentamente, agarró su café y tortilla, se quedó entonces mirando a Estefany. —Voy a ducharme. — mencionó mientras se dirigía lentamente hacia afuera. —Bien ¿Por qué no tomas dos? — mencionó Estefany en voz alta, arrastrando la silla fuera de su escritorio y yendo hacia la dirección opuesta de Tania. —Demonios ¿Qué pasa con ellas de todos modos? — preguntó él. Duck arrugó la envoltura de su desayuno y la lanzó en un tiro perfecto hacia el bote de basura. —No lo sé. Han actuado extraño desde hace varios meses. — Simón se inclinó hacia delante bajando su voz baja. —¿No crees que... ya sabes? —No, hombre. Vamos...— mencionó Duck, —...Estef es Estef. Ella es perfecta. Y Tania... bueno, sabes que la amo, pero ella tiene algunos problemas. Simón soltó un bufido —¿Problemas? ¿Es así como le dices? —Dale un respiro, hombre. Sabes cómo creció. Es decir, ella no se engancha con nadie, sabes que esa es la verdad. —Sí, lo sé. — Simón se echó hacia atrás nuevamente con un suspiro. Sí, todos sabían cómo el padre de Tania la usaba como un saco de boxeo cuando era una niña. Tania había crecido en el lado descuidado del parque de casas rodantes, en una parte mala de Houston, y aunque ella había dejado todo eso atrás, todos sabían que lo cargaba como una astilla en su hombro. Era hermosa como el infierno y podía seleccionar a las mujeres como ella quisiera porque ella era la que mandaba en aquel lugar. Pero no era hermosa de la manera perfecta y elegante como lo era Estefany. No, Tania era áspera y turbulenta, con su cabello oscuro cortado en diferentes longitudes, siempre luciendo algo desastroso. Pero incluso él admitía que era un look y, con la cantidad justa cayendo sobre esos grandes ojos marrones que te hacían desear llegar a hasta ella y apartarlos de allí. Se sacudió a sí mismo. Maldita sea. Era Tania ¿En qué demonios estaba pensando?     --------------------------------------------- —Agruparse equipo. — Tania apartó el cabello de sus ojos, preguntándose qué tendría Wilson para ellos esta vez. El Agente Especial a cargo les había dado dos días de descanso después de concluir el caso del chico perdido, como lo habían terminado de llamar. Odiaba cuando las víctimas eran niños, lo odiaba aún más cuando el abuso sexual estaba involucrado. Traía a la superficie demasiados de sus propios demonios. Obviamente, no era muy buena manejándolos. Sin embargo, dos días de descanso eran buenos. Una noche de embriagante sexo con una extraña, luego la noche anterior, un merecido descanso en su propia cama. Se sentía humana nuevamente esta mañana. Siguió a los demás hacia la sala de conferencias, escogiendo su asiento regular entre Duck y Estefany. Estefany le estaba hablando nuevamente. Eso era una ventaja. Odiaba la tensión entre ellas y sospechaba que Estefany lo odiaba también. Pero era lo que hacían. Cuando Tania sacaba uno de sus trucos que duraba toda la noche como lo había hecho la otra noche, sabía que eso iba a tomarles un par de días para volver a la normalidad. Echó un vistazo a Estefany, contenta de ver que la mirada de desaprobación en sus ojos había desaparecido, la mirada de desaprobación que a veces rayaba en decepción. Esa mirada la hería profundamente. Sonrió con vacilación, consiguiendo otra a cambio. —Nos dieron una asignación bastante interesante. — mencionó Wilson. — Pónganse cómodos. Esto tomará un tiempo. El monitor de gran tamaño ubicado en la pared cercana vino a la vida, apareciendo lo que parecía ser una vista aérea de una pequeña comunidad. Un puñado de edificios casi escondido por un bosque de árboles altos. Él deslizó una carpeta de archivos a cada uno de ellos. —Lo llamamos el Complejo Villa Cecilia. — mencionó él. —La población estimada de cincuenta, más o menos. Digo estimada porque no es una ciudad. Ni siquiera es una comunidad no incorporada. Por cierto, Villa Cecilia es simplemente un nombre informal. No es realmente el nombre del pueblo. — a continuación, sacó un mapa en la pantalla —Se encuentra ubicado entre el Bosque Nacional de Angelina y el Bosque Nacional de Sabine en el lejano oeste de Tuxon. El lago Saint Ray está aquí...—, mencionó señalando —...y la frontera con Louis está aquí, en medio de Toledo Bend Lake. —¿Desapariciones? — preguntó Simón mientras examinaba la primera página de la carpeta. —Muchas de ellas.— mencionó Wilson —Vamos a revisar algunos antecedentes. Esta investigación se inició originalmente hace ocho meses. El Senador Bley de Blass tiene interés en esto. Su hija ha estado desaparecida durante nueve meses. Estudiante de la universidad, estaba conduciendo desde Orosh de regreso a Blass el pasado octubre. Sola. La última comunicación que él tuvo con ella fue aquí...— mencionó él señalando el mapa —...en Villa Izquierda, Louis. —Parece que está muy lejos de una carretera importante.— mencionó Tania —¿Es un caso de un GPS desviándola de su camino? Él se encogió de hombros —¿Quién sabe? Su vehículo fue encontrado aquí en Deer Ville.— mencionó él. —En perfecto estado. —Si la última comunicación fue desde Villa Izquierda ¿Por qué está Villa Cecilia en cuestionamiento? — preguntó Estef. —Villa Cecilia es uno de los tres en investigación. Un equipo está concentrando esfuerzos en Plantón Rosh y la Universidad Estatal de Louis, que en la superficie, parece ser el lugar lógico. Otro está sobre las idas y venidas del senador en Blass y WatonShing, tratando de determinar si tiene motivación política o no. Villa Cecilia es una idea de último momento, creo, principalmente debido a su rareza. —¿Rareza? — Duck arrojó su bolígrafo hacia abajo. —En otras palabras, sacamos el palo corto. —Me temo que sí. Levantó una señal de alerta, es todo. Tania estaba lista para empujar el archivo, perdiendo rápidamente el interés —¿Así que estamos igual que el equipo de la secundaria? ¿Los chicos grandes obtienen Blass, WatonShing y Plantón Rosh? —Miren, tomamos la asignación que se nos da y hacemos nuestro trabajo. Ahora échenle un vistazo al archivo. Es realmente fascinante la lectura.— mencionó Wilson.—Creo que podría haber algo aquí. Cuando el equipo estaba investigando la desaparición de Bley, en realidad se tropezaron con una avalancha de ellas. Ninguna parecía tener vinculación o parecía tener un patrón, tan sólo desapariciones aleatorias. Descubrieron que había habido desapariciones documentadas desde 1939. Las desapariciones son de la variedad de vagabundos, desempleados que estaban viajando y buscando trabajo, estudiantes universitarios, autoestopistas, vendedores ambulantes regresando de su día de trabajo o 9 gentes de paso. Como el joven Bley. En los casos más recientes, de los últimos veinte años más o menos, la mayoría de las desapariciones implicaban mujeres, en su mayoría jóvenes, siempre viajando solas. —¿Y ninguno ha sido encontrado?— preguntó Simón —¿Los cuerpos? —Ninguno. Ni un rastro. En algunos casos, el vehículo tampoco fue encontrado. Como he dicho, lean el archivo. Es interesante. —¿Es esto real?—, preguntó Duck mientras hojeaba las páginas —¿Un complejo familiar que en un tiempo fue de más de tres centenares de personas? —¿Qué pasa con esta escuela?— preguntó Estef. —Eso es parte de lo interesante. Escuela Hogan para niñas.— mencionó él —Es una institución privada creada hace treinta y un años con una subvención federal. Tomaron el nombre de Hogan porque fue donde la propiedad fue construida. —Una casa para niñas con problemas.— mencionó Tania leyendo la breve descripción de la escuela. —Sí. Niñas que habían sido expulsadas de la escuela pública, niñas que de otro modo quizás se dirigirían a las juveniles. Esta es una alternativa. Es costosa. Pero también subvencionada por el gobierno federal. —¿Qué tiene que ver la escuela con todo esto? — preguntó Simón. —La escuela es la única entidad de afuera. Y es totalmente independiente de Villa Cecilia. Está situada a unos tres kilómetros de distancia, en el medio de la nada. Fue construida en una propiedad vendida por los Hogan. En los últimos treinta y un años, han perdido a seis chicas. Ninguna en los últimos diez años y podemos atribuirlo a una mejora en la seguridad. —¿Entonces qué? ¿Asesino en serie? —Creo que es peor que un asesino en serie, si estamos hablando de más de setenta, ochenta años de consideración.— mencionó Tania. —Exactamente.— mencionó Wilson.—Por desgracia, podría ser cualquier número de cosas. Por lo tanto, lo que hemos hecho es sustituir al director de la escuela con un agente. Un burócrata, pero no obstante un agente. Él ha estado allí por casi siete meses, conociendo a la comunidad, recopilando información. Él sugiere que infiltremos a dos Agentes. — él los miró uno a uno. —Una pareja. —¿Una pareja? — Tania miró a Duck y a Simón y sacudió su cabeza —Oh, no. De ninguna manera voy a pretender ser pareja de uno de estos sujetos. Wilson sonrió rápidamente —Eso no es exactamente el tipo de pareja que quise decir. —mencionó él. —Es una escuela para niñas. La mayoría de los profesores son mujeres. De hecho, todos menos dos, en realidad. —¿Y? — Él echó un vistazo hacia Estef. Las cejas de Estef se dispararon hasta su flequillo. —¿Una pareja? ¿Nosotras?— preguntó ella, señalando hacia Tania. —Basados en lo que Adam nos ha dicho... el agente que se está haciendo pasar por director... es el mejor curso de acción, si queremos encajar. —¿Qué quieres decir?— preguntó Tania —¿Qué clase de pareja? —¿De qué clase piensas Tania? Una pareja. Una pareja de lesbianas. — mencionó él. Ella arqueó una ceja. —¿En serio? —En serio. Adam dice que hay ocho parejas de lesbianas en el personal. Él piensa que es la mejor manera para que infiltremos un equipo y así podamos encajar. —¿Ocho parejas?— Tania miró hacia Estef.—Eso es bastante alto, ¿no es así? Estefany se encogió de hombros. —Es una escuela para niñas. Es lógico que los maestros sean mujeres. —Dios ¿pueden imaginar el drama? ¿Quién se acuesta con quién? ¿Quién está engañando? ¿Quién está luchando? Estef se echó a reír. —Encajarás perfectamente. —¿Damas? Permanezcamos en la tarea, por favor. — Wilson les entregó a las dos otras hojas de papel. —Esta será su historia. Memorícenla. Ella y Estef la revisaron rápidamente. Estefany fue la primera en hablar. —¿Seis meses? ¿Hemos estado juntas sólo seis meses? —¿Qué hay de malo en eso?— Tania se echó a reír —A los seis meses, todavía están follando como conejos. Todos se rieron, incluso Estefany, quien respondió lanzándole su bolígrafo. Tania siguió leyendo, sonriendo. —Oh, genial. Obtuve la parte de ser una policía del campus. —¿Profesora de gimnasia?— Estef gimió —¿En serio? ¿Una profesora de gimnasia? —Mira, no escribí esto, ¿está bien?—, mencionó Wilson —Sólo lo estoy pasando a ustedes. Aguántenselo. Estefany arrojó el papel sobre la mesa. —Está bien ¿Simplemente que significa todo esto? Somos una pareja ¿Cuál es el plan? —El plan es infiltrar a los profesores y con suerte en la comunidad. —¿Dónde vamos a quedarnos? —La vivienda es proporcionada por la escuela. Son severos como una prisión. — mencionó Wilson —La escuela está protegida con una valla alta y una entrada bloqueada. Recuerden, toma el lugar de una detención de menores. Un guardia de seguridad opera la puerta en todo momento. Los dormitorios para estudiantes, cabañas o chalé para el personal. Todos los profesores viven en el campus. Los únicos lugareños que trabajan allí son los de limpieza y el personal de la cafetería y es a tiempo parcial. Menos de doscientas estudiantes, más o menos treinta del personal. Dieciséis maestros. Su objetivo es infiltrarse en el personal principal... dos de las cuales son locales. Fiorella Hogan, profesora de ciencias. Y Greta Hogan, enfermera. —¿Así que también vamos a vivir en el campus? —Sí. Como he dicho, van como pareja. Esto no va a ser así por así, damas. Es probable que se queden varios meses—. Tania miró a Estef, viendo la mirada afligida en su rostro. —¿Meses? —Como verás allí en el archivo, se han documentado casos a través de los años, muy aleatorio. Los registros más recientes son más precisos, en cuanto a dónde fue vista la víctima por última vez y sucesivamente. Los registros anteriores son sólo especulaciones. Las víctimas No son necesariamente de esta zona. De hecho, rara vez lo son.— subió otro archivo en el monitor.— Se trata de Esme Hogan. Descendiente de los Hogan originales que fundaron la ciudad. Adam nos mencionó que es la matriarca. —¿Edad?— —No tenemos ni idea. Es una comunidad muy cerrada. Todo lo que tenemos son especulaciones. Tomó meses conseguir lo que tenemos.— él miró uno a uno. —Son muy aislados. No se aventuran a salir muy a menudo. Ni para la iglesia los domingos. Y hasta donde sabemos, ni para los funerales. —¿Qué significa eso? —No estoy seguro de lo que eso significa.— mencionó él. —Podemos asumir que la gente muere allí. Lo que hacen con los cuerpos es una incógnita. —Está bien, ahora se está poniendo raro.— mencionó Simón. —¿Crees que ahora es cuando se está poniendo raro?—, preguntó Duck. Wilson sacó otra foto de la comunidad en el monitor. —Todo está básicamente financiado por Esme Hogan. Ellos obtuvieron su fortuna original talando la madera en el año 1900. Adquirieron cientos de miles de acres. Es una de las razones por las que han sido capaces de permanecer aislados. Es difícil saber si otras familias podrían haberse trasladado a la comunidad, pero a juzgar por la edad de las casas, diría que han sido cuarenta o cincuenta años, tal vez más. —¿Qué pasa con los servicios públicos?—, preguntó Tania. —Están más o menos fuera de la red. Tienen un sistema de agua comunitario. Básicamente, es un gran pozo y cisterna que alimenta todas las casas. Nuevamente, construido a expensas de la familia original Hogan. Es considerado como un pozo de agua privada, de manera que no hay inspección estatal. No hay evidencia de líneas telefónicas. Supongo, pero no lo sé a ciencia cierta, que algunos tendrán teléfonos celulares. Adam dice que no hay antenas de televisión y no hay antenas parabólicas. Hay generadores y paneles solares. No hay muchos coches. Como he dicho, más o menos aislado. —Así que... ¿estamos buscando aquí algo así como las mujeres perfectas? —, preguntó Estef —¿O una situación como Wancol? —No estamos seguros de lo que estamos buscando. — mencionó él. —Como he dicho, en la superficie, las cosas parecen perfectamente normales. Cavas un poco y te encuentras con todo esto. No hay registros de nacimiento, actas de matrimonio, no hay ningún registro de muertes. —Pero ¿qué evidencia hay para vincular a esta comunidad con las desapariciones? —, preguntó Duck. —Ninguna. No hay pruebas—. Todos lo miraron inquisitivamente. Él se encogió de hombros. —Es todo lo que tenemos. Se levantaron las señales de alarma porque, francamente, es demasiado similar a lo que David Koresh creó en Wancol—. Estef se reclinó en su silla, haciendo girar un bolígrafo entre sus dedos. —¿Evidencias de armas de fuego? —No. —Pensé que se trataban de familias, no de sectas religiosas. — mencionó Tania. Wilson se encogió de hombros. —No lo sabemos. Su trabajo consiste en averiguarlo. Una vez más, no hay evidencias que vinculen Villa Cecilia a las desapariciones. Esto es simplemente una medida de precaución. —Bueno, esto va a ser muy divertido.— mencionó Estefany secamente. Tania asintió. Odiaba casos como este. Precaución. En otras palabras, matar el tiempo. Echó un vistazo hacia Estefany, preguntándose cómo había tomado la cosa de la 'pareja' Esa parte iba a ser incómoda como el infierno. —Está bien, eso es todo lo que tengo. Lean el archivo. Duck, tú y Simón se quedarán aquí en Houston. Su trabajo es investigar. Estoy seguro que después de Tania y Estefany llegan allí, van a tener un montón de preguntas. Su trabajo consiste en encontrar las respuestas. —Bien por mí.— mencionó Duck. —No tengo ningún deseo de ir a los bosques.— Él miró a Tania y a Estefany. —La cabaña donde van a quedarse esta amueblada. Adam me ha dado una lista del inventario así que, si hay algo sin lo que puedan vivir, llévenlo ustedes mismas. Esa lista se encuentra en el archivo. Parten en cinco días. Wilson los dejó solos y Tania pudo sentir la tensión en el ambiente. Los chicos estaban mirando entre ella y Estefany. Se preguntaba lo que estaban esperando. Por lo tanto, hizo lo que normalmente hacía con ellos. Regresar al flirteo. —Entonces...— mencionó ella moviendo las cejas burlonamente hacia Estef. —¿Deberíamos practicar el beso o algo así? — Estef rodó los ojos. —En tus sueños, tigre. —Oh sí, bebé— mencionó en voz alta detrás de ella, mirando el trasero de Estef mientras se retiraba. —Sin duda has estado allí.— Tania sonrió a los chicos —Mi día de suerte, ¿huh? —Claro que sí. — mencionó Simón. —Hombre, me gustaría cambiar de lugar contigo en un instante.— Tania enarcó las cejas. —¿Qué? Sólo estoy diciendo, que ella es increíblemente caliente. Puede que sea mi pareja, pero aun así sigue siendo increíblemente caliente.— Tania tuvo que acordar. Pero Duck vino a su rescate. —Estef es la afortunada, hombre. Ella estará con mi pareja, Tania. Ahora, esto es caliente.— mencionó dramáticamente, haciendo un gesto hacia ella. Tania la mujer con abdominales de acero. Tania se puso de pie y tiró de su camisa fuera de sus jeans en el momento justo, mostrando su estómago, provocando silbidos de ambos hombres. —Guau.— mencionó Simón extendiendo la mano para tocarla, pero Tania le dio una palmada en la mano. Él levantó la mirada tímidamente —Bien, entonces, sí, eso también es caliente. Quiero decir, si te gusta ese tipo de cosas. —Sí, hombre.— mencionó ella.—A las chicas les encanta. —A las chicas les encanta ¿qué? Todos se volvieron, encontrando a Estef de pie en la puerta. Tania bajó rápidamente su camisa, pero no sin antes ver los ojos de Estef pegados a su piel expuesta. No sabía por qué era ella la que se estaba ruborizando, pero lo estaba. La expresión de Estef cambió a una de aburrimiento mientras se alejaba.                        

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