Capítulo XXVII-2

2034 Words

Clennam intentó probar la comida, pero no pudo. El jamón le daba náuseas, tenía la impresión de que el pan se le hacía arena en la boca. Lo único que pudo obligarse a tragar fue un té. —Pruebe las hortalizas —le propuso el joven, tendiéndole el cesto. Arthur cogió un par de manojos de berros y lo volvió a intentar, pero el pan le pareció que era arena todavía más gruesa que la anterior, y le dio la impresión de que el jamón (aunque no era de mala calidad) desataba un débil simún porcino por toda Marshalsea. —Coma más hortalizas, señor —insistió John, y le volvió a acercar el cesto. Se habría dicho que el muchacho estaba metiendo una hoja de lechuga en la jaula de un pájaro alicaído; pero era tan ostensible que el chico había comprado la cestita para dar un contraste de frescor al pavim

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