NOVIA FUGITIVA

1016 Words
Alina Meyer —¡Lo siento, pero no puedo! —murmuro, mientras siento como si mis piernas fuesen de plomo y cada paso que doy fuera un enorme sacrificio para mí. —Claro que puedes hija, solo estás un poco nerviosa —responde don Fausto con una gran sonrisa que alcanza sus ojos—, solo faltan unos cuantos pasos —me anima a seguir. Damos otros cuatro pasos más y vuelvo a detener mi marcha, suelto mi brazo del suyo y ahora don Fausto me mira un poco preocupado por mi reacción. —Lo siento, no puedo seguir con esta mentira —grito. Salgo corriendo de mi propia boda y dejo a mi prometido plantado esperando en el altar. Él me mira con ojos como platos, al igual que todos los invitados, y mientras corro hacia esas puertas enormes que me separan de mi preciada libertad, esa tan ansiada libertad que no había deseado tanto como hasta ahora, tiro a un lado mi ramo de flores, así como mi anillo de compromiso, veo la limusina en la que llegué hace un momento con la puerta trasera abierta, subo rápidamente y le pido al chofer que me lleve lejos de ahí sin mirar atrás, sin importarme nada ni nadie por una sola vez en mi vida. Dieciocho horas antes Me dirijo hacia la habitación de mi mejor amiga Emili, necesito hablar con ella para que me ayude a calmar estos nervios que me carcomen cada hora. De momento estamos alojados en la hacienda Las Flores, debido a que mañana es mi boda, con Facundo, mi prometido desde hace ya algún tiempo. Estoy a punto de tocar a la puerta de su habitación para hablar un rato con ella, cuando escucho una voz conocida y en el último momento bajo mi mano, me detengo a escuchar lo que discuten y esto me deja horrorizada. —¿Y cuánto tiempo piensas estar casado con ella? Me dan celos de saber que mañana estarás en el altar y no precisamente conmigo, sino con esa idiota —expresa Emili y sus palabras llevan un tono tan cargado de odio que me quedo de piedra al escucharla hablar así, es muy diferente a como suele ser normalmente. —Ya sabes amor que solo serán unos cuantos meses, esa tonta me dará el puesto de vicepresidente, me enteré de que pidió realizar un documento informando esto en cuanto regresemos de nuestra luna de miel, ya que me gané su confianza, podré ir manejando poco a poco la empresa y quedarnos con ella, así nada te faltará mi cielo. Después puedo inventarle a mi padre que ella me está engañando y podré divorciarme de ella, además, sabes que a la única mujer que amo es a ti, ella no me importa en absoluto. Me siento asqueada por la forma tan vil en que hablan sobre quitarme mi empresa sin ningún remordimiento, que no puedo creer que todo esto sea real. —¿Y si mejor la damos por loca?, así ya no será una molestia y tu padre no dirá nada a pesar de que la traté como a una hija, estoy harta de tener que esconder lo nuestro. Sabes cuánto la odio desde que íbamos juntas al colegio, todos la alababan, la admiraban, era la estudiante modelo y sobre todo era rica, mientras que yo a su lado pasaba desapercibida por más que trataba de ser mejor que ella nada funcionaba y ahora también te tendrá a ti. Es inevitable escuchar todo el odio que destila en sus palabras y me maldigo internamente por no ver la verdadera cara de la que consideraba hasta hace poco mi mejor amiga, ella era como una hermana para mí, tanto así que le confesaba todos mis secretos y mis temores, no entiendo cómo puede odiarme tanto siendo que yo le tenía mucho cariño. —Lo sé amor, pero sabes que me convenía o mejor dicho nos convenía fijarme en ella y no en ti, no puedo creer que después de dos años de noviazgo, no se ha dado cuenta de lo nuestro —por la forma en que lo dice sé que está orgulloso de cómo me han engañado todo este tiempo, yo por mi parte me siento la más idiota del mundo por no haberme dado cuenta a tiempo. —Es una mojigata. Después de esto se comienzan a escuchar gemidos y, sé que mi prometido y mi mejor amiga están teniendo sexo al otro lado de la puerta. No sé cómo fue que me di la vuelta y caminé hacia la salida principal de la hacienda, ahí encontré a mi chofer fumando un cigarrillo quien me mira y ve que estoy en un mar de lágrimas e inmediatamente se acerca a mí. —¡Señorita Alina!, ¿qué le sucede? ¿Se siente mal? ¿En qué puedo ayudarla? —se escucha bastante preocupado, lo ignoro y sigo mi camino. Subo a mi auto, estoy a punto de encender el motor cuando él rápidamente abre la puerta del conductor, me carga y me deposita en el asiento del copiloto para comenzar a manejar, alterna su mirada del camino hacia mí preocupado por el estado en el que me encuentro, conduce por alrededor de una hora sin rumbo fijo. —Dime Dimitri, ¿cómo es posible que mi novio desde hace dos años y mi mejor amiga de toda la vida puedan ser amantes tras mi espalda? ¿Por qué son tan sinvergüenzas de revolcarse justo unas horas antes de nuestra boda? Y lo que es peor planear quitarme mi empresa, la empresa que mis difuntos padres me dejaron después de tantos años de esfuerzo —rompo en un llanto tan incontrolable que mi chofer se detiene a un lado del camino esperando a que me calme. —Ahora que sabe todo esto, ¿qué piensa hacer, señorita? ¿Seguirá con esta boda? —inquiere con el ceño fruncido. Giro mi rostro y lo veo rechinar los dientes al enterarse de todo lo que esos cerdos me han hecho y que aún planean hacerme.
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