Labios Escarlata

-Buenos días princesa. Ten un bonito día. Besos ardientes. - Vi como se alumbraba la pantalla de mi teléfono celular y aparecían aquellas palabras, mientras sentía un familiar cosquilleo entre mis piernas. Mentalmente sonreí, tomé el teléfono y empecé a escribir. -Buenos días guapo. En reunión… No te imaginas lo que podríamos hacer en… - - Es decir que la siguiente tienda que vamos a abrir es en Rumania, si estás de acuerdo Amelia, me gustaría que te encargaras de esta apertura- Al fondo escucho decir mi nombre a George, mi jefe. Le di enviar, sin haber terminado la frase. “en la mesa de reuniones” hubiese querido decir. - Si, claro- contesté de manera automática.  ¡Por Dios! Me distraje un momento y ya no sé de qué hablan, no sé qué me pasa últimamente. -Gracias Amelia, necesito que estés allí en dos semanas- Me miraba directamente George esperando una respuesta - Por supuesto George, arreglaré todo para la fecha – Me sonrojé y sonreí inocentemente y George torno su risa burlona y coqueta. ¡Si no fuera mi jefe!, George está en mi lista de hombres sexys, él es un hombre 10 años mayor que yo, tiene unos ojos azules intenso, su cabello es castaño claro, alto y fornido se puede ver sobre su elegante traje que frecuenta al gimnasio, está casado y tiene dos hijos, es exitoso, siempre anda de buen humor. - Hay dos posibles lugares para la nueva tienda, Bucarest y Craiova, ¿Qué opinas? – Me lanzó la pregunta George. Mi mente se quedó en blanco por un momento, sentí un vacío intenso en el estómago. - ¿Bucarest?, ¿En Rumania? - pregunté indecisa  George frunció el ceño y me miró extrañado - ¿Te encuentras bien? Sí, es en Rumania, te lo acabo de decir- La sala se quedó en un silencio incomodo, podía sentir la mirada inquisitiva de todos los ejecutivos. -Si señor, lo siento- le dije, agachando la mirada, aún no lo podía procesar. - ¿Te sientes bien? - Insistió George – Te ves algo… pálida- Creo que entré en estado de shock, la cabeza me daba vueltas, sentía como mi corazón latía fuertemente, por un par de segundos olvidé el mundo alrededor de mí.  - Tomémonos unos minutos, llevamos horas aquí adentro – Dijo George rápidamente al ver mi estado. Todos salieron de la sala, exceptuando nosotros dos. Mi mente me gritó ¡AMELIA, CONCÉNTRATE! - Tal vez es algo de cansancio – Mi mente reaccionó y dije antes de que empezara su usual interrogatorio. Frunció los labios y se sentó en su silla, se pasó la mano por la cabeza como buscando las palabras adecuadas para decir. - Tienes razón Amelia, te he recargado de trabajo últimamente, solo que…- Hizo una pausa y respiro profundo – Eres muy importante para mí. Es decir. Eres una ficha importante en la compañía - - Gracias, George – Una sonrisa tímida salió de mí, a veces George solía intimidarme más por su atractivo que por ser mi jefe. - Creo que Jacob debería encargarse de Rumanía- Dijo con un tono de tristeza y decepción, Jacob es mi asistente y compañero de batallas, con él organizamos las aperturas de las tiendas y realizamos las alianzas comerciales de la compañía por toda Europa, es muy bueno e inteligente en lo que hace. Sin embargo, yo llevo mucho más tiempo en la compañía. -No George, yo lo haré- lo miré muy decidida, no quería perderme la oportunidad de ir a Rumania, aunque eso al parecer me aterraba. - ¿Segura? No quiero que termines enferma de exceso de trabajo – soltó una risa traviesa, que me hizo reír a mí también. - Sí, George, segura, Rumanía es muy importante para la compañía- le dije las palabras exactas para que se olvidara del asunto. Me miró con algo de indecisión y un gesto de seriedad – Quiero que vayas con Jacob- Me dijo – Es una orden – Lo miré de manera burlona y giré mis ojos en tono de juego – Sí, jefe- le dije con sarcasmo, sabía que odiaba que le dijeran jefe. Él cree que más que un jefe es un líder para la compañía. Y así es, es el mejor “líder” que hemos tenido en la compañía si miramos unos años atrás. Me lanzó una mirada de desaprobación. Así que solté una fuerte carcajada, creo que todos en el edificio escucharon. - Perfecto, vamos a comer algo antes de seguir con la reunión – Me hizo una seña con la mano y una pequeña sonrisa para que lo siguiera, con un aire más tranquilo. Después de un delicioso café oscuro, unas palabras y risas ya estábamos listos para volver a reunión. - Ya te volvió el color al rostro – detrás mío decía con ternura Jacob. - Hola Jacob – dije de manera sonriente y efusiva mientras me daba dos besos en mis mejillas. - Dime que vas a tomar vacaciones, por favor – me decía Jacob con mirada curiosa. - ¡Sí, claro! En Rumania – Sonreí como quien se había salido con la suya. - ¡Amelia! Llevas 6 años trabajando sin parar, mira las consecuencias – Frunció el ceño y su mandíbula se puso tensa. Hacía referencia a lo sucedido minutos antes en la sala de reunión. - Lo sé, lo sé – dije de manera automática mientras caminábamos de vuelta a la sala. - Tu irás conmigo – A Jacob se le iluminó el rostro y me miró con una gran sonrisa, como a un niño que le dan un juguete nuevo. No puedo procesar la idea del viaje. ¿Qué voy a hacer? Tal vez debí dejar que Jacob fuera solo para evitar tomar malas decisiones. Jacob es francés y hace unos cuantos años se mudó aquí a Londres, tiene 29 años es cinco años menor que yo, es alto, de ojos verdes muy llamativos, cuerpo atlético, va al gimnasio todos los días sin falta. Con él no solo somos compañeros de trabajo, si no que coincidimos en la academia de baile donde somos pareja, realmente nos entendemos muy bien, tenemos los mismos gustos e incluso en muchas ocasiones las mismas ideas, después de una pasarela de asistentes que no cumplían muy bien mis expectativas profesionales, llegó Jacob para quedarse, llevábamos 3 años trabajando y bailando juntos. Espero que en un par de años esté listo para tomar mi puesto en la compañía. En ese momento vibró el teléfono. -Lo que podríamos hacer en… ¿En dónde? ¿Ya te perdí? - Sonreí internamente y decidí no contestar hasta terminar la reunión, debía concentrarme. (...) -Lo siento guapo. - -Te recompensaré- Le escribí unas horas después de la interminable reunión. Me habían dado indicaciones de lo que deseaban en Rumania, debía estar trabajando en Bucarest por 15 días, sin embargo, Jacob pidió que fueran 20 días para que tomara las cosas con más calma. A los ejecutivos no les hacía mucha gracia la idea, tiempo era igual a dinero y ellos no querían perder ni un solo centavo. Sin embargo, George apoyó la causa con mucha alegría - No todo puede ser dinero, tenemos cosas más valiosas en la compañía – dijo al finalizar la reunión lanzándome una mirada con una amplia sonrisa. Me retoco el maquillaje, aunque no lo necesite mucho. Noté que me encontraba sola en el baño, había un espejo grande donde me reflejaba completamente. Hoy decidí ponerme mi vestido favorito, es blanco ceñido en la parte de arriba, manga larga, la falda con bolero suelta, y un fino encaje en la parte de la espalda; zapatos de tacón alto y rojos. Mi cabello oscuro, largo y suelto largo. Lo despeiné a propósito un poco, puse mi cuerpo de lado, frente al espejo, subí un poco mi pierna izquierda y recogí un poco mi falda para dejar al descubierto mis piernas largas. Tomé la foto y se la envié. Esta vez sonreí de manera traviesa, me mordí el labio inferior, sentí un cosquilleo entre mis piernas y podía sentir los deseos creciendo en mi interior al imaginar la reacción al ver la foto. Al poco instante vibró mi teléfono. -Tu siempre tan elegante, sexy... No te alcanzas a imaginar cómo me pones – Escribió con una carita picara, le sonreía como adolescente a la pantalla de mi teléfono. Podía imaginar su sonrisa y mirada seductora. Una vez más se me vino a la cabeza Rumanía, mi estómago y mi mente dieron vueltas. ¿Pero qué rayos pasa conmigo? Me cuestioné frente al espejo y salí rápidamente.