Niñera por accidente -Completa-

NIÑERA POR ACCIDENTE  Escrita por Ana Martínez Osorio  Registrada en SAFE CREATIVE  Bajo el código: 2007154758137 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © ****** Sé que he dicho que no tomo, pero en este momento me siento demasiado borracho como para poder caminar por el pasillo y meter las llaves en el cerrojo de la puerta de mi piso y abrirla.  Es mi última fiesta antes de engancharme en este  viaje de seis meses por Europa y cerrar los tratos que mi familia tiene antes de que acabe el año. Amo mi vida, no cambiaría absolutamente nada, y sólo  pensar todos los lugares a los que iré, toda la gente que conoceré y sobre todo los montones de dinero que haré, me hace pensar que nací para esto, para ser un soltero, rico y hombre de negocios sin ninguna preocupación.  Salgo del elevador como puedo y camino lentamente mientras busco las llaves dentro de mi bolsa y trato de buscar entre ellas la que abre la entrada. Poco a poco me voy acercando cuando veo un paquete afuera de la puerta y me quedo de pie observando. — ¿Un paquete? ¿ A las 3 de la mañana? — Digo en voz alta hablándole a nadie. Me acerco más y veo que no es una caja si no un portabebé que me espera estáticamente afuera de mi piso — Seguro es la puerta del vecino — concluyo en voz alta y paso a la siguiente puerta, pensando que esa no es la mía, sólo para darme cuenta que ahora si estoy en la equivocada al tratar de abrirla sin éxito. Volteo, me siento completamente mareado y vuelvo a enfocar mi mirada al porta bebé afuera de mi puerta — ¿En sen serio tío? ¿Es en serio que esa es mi puerta? — digo.  Regreso con cuidado y cuando estoy enfrente de éste me quedo observando tratando de hacerme a la idea de que no es verdad lo que estoy viendo y que sólo es una de las múltiples alucinaciones que tengo por haberme excedido bebiendo. De pronto, se mueve algo dentro y siento, que del susto, el nivel de alcohol en las venas me ha disminuido drásticamente y mi corazón empieza a latir escandalosamente. — Es una broma ¿cierto?  — le hablo al porta bebé y cómo puedo abro la puerta, ya un poco más estable, para poder entrar al piso y olvidarme de lo que está afuera. La abro torpemente, entro sin mirar atrás y luego  la cierro detrás de mí quedándome de pie dentro de mi piso. El porta bebé comienza a llorar a todo pulmón invadiendo la tranquilidad del pasillo y por más que trato de ignorarlo sé que no debo, así que la vuelvo abrir y con trabajos lo meto para ponerlo sobre la mesa de la sala. Lo observo detenidamente, como si nunca en la vida hubiera visto uno y como si no supiera por lógica lo que hay ahí adentro.  — ¿Es una broma?  — Vuelvo a repetir, porque eso debe ser una broma de algún vecino o amigo que ha pensado que es divertido asustarme de esta manera. El porta bebé llora, o más bien, lo que viene dentro de él llora y yo no puedo soportarlo, así que quito la manta que lo cubre y para mi sorpresa veo a una bebé recién nacida, vestida con una ropa blanca con florecitas de color rosa y envuelta en una cobija de estrellas color azul y amarillo, llorando sin parar. — Wow — murmuro y la niña grita a pulmón abierto — ¿entonces no es broma? — me pregunto.  La tomo entre mis brazos y ella se mueve acomodándose, después la pongo sobre mi regazo y trato de ayudarla — ¿Tú madre te ha olvidado afuera de mi puerta? ¿O algo así? — le pregunto y trato de hacer memoria de si tengo o no alguna vecina que recientemente haya tenido un bebé o estaba embarazada, pero no recuerdo ninguna. El llanto del bebé se hace cada más fuerte y no sé como pedirle que deje de hacerlo, así que empiezo a moverla de un lado a otro con la esperanza de que eso pase. Mientras lo hago veo que al fondo del porta bebé hay un sobre envuelto en las cobijas, lo tomo con cuidado, lo abro y al sacar los papeles, veo que son una partida de nacimiento y una hoja blanca doblada a la mitad. La desdoblo y leo.  "Se llama Mar y es tuya"  —¿Y ya? — digo en voz alta. Volteo el sobre y lo sacudo para ver si salen más cosas pero no, sólo está la partida de nacimiento, ese pequeño documento que dice la información de la bebé y una nota, una simple nota — ¡Qué carajo! — digo fuerte haciendo que la niña vuelva a llorar — Lo siento, lo siento — le consuelo sin mucho éxito.  Me pongo de pie tratando de no tambalearme mucho y hacer que ambos caigamos al suelo sin que yo pueda sostenerme. Camino de nuevo por la sala moviéndola — Ya, ya, tranquila. Iremos a buscar a tu madre y todo estará bien ¿vale? — y ella me responde con un llanto aún más agudo.  Veo la hora en el reloj y me percato que ya son las 4:00 am y que posiblemente ahora no esté despierto nadie para preguntarle sobre el paradero de la madre de la bebé — ¿crees que pueda dormir un poco? — le pregunto cuándo el dolor de cabeza empieza a pegar y sé que no tendré nada de descanso esta noche. Me siento en el sillón y veo como poco a poco se va tranquilizando — ¿Mar cierto?— le pregunto — ¿De todos las puertas que hay aquí llegaste a tocar a la mía?.—  Pero la nena no me responde y es obvio, ha de tener como 4 días de nacida o menos, y al igual que yo no tiene ni idea de lo que está sucediendo. Así que simplemente se queda callada entre mis brazos y mágicamente guarda silencio quedándose dormida sin mas.  [...] El llanto vuelve a despertarme cuatro horas después, con mucho tiento abro los ojos para sentir los resultados de las bebidas de hace horas golpeando mi cabeza. Los llantos de la niña ahora son más desesperantes que hace rato y por más que quiero pararme de inmediato para pedirle que guarde silencio no puedo, mi cuerpo no quiere responder, ya que no está muy contento con el hecho de ser papá.  — ¡Mar! — le grito mientras ella llora en el portabebé desesperada y yo me encuentro en la habitación — Sólo baja el llanto un poquito ¿sí? — le vuelvo a decir pero obviamente es imposible que una bebé recién nacida me entienda — ¡Joder! — grito enojado mientras me pongo de pie y camino rápidamente hacia ella, la tomo entre mis brazos con cuidado, ya que siento que se puede romper como una figura de porcelana y comienzo a repetir lo mismo que había hecho horas atrás. Pero esta vez la bebé no se tranquiliza y me pide gritos que haga algo — ¿qué quieres? — le pido y el llanto cubre mi voz — ¿Será el pañal? ¿Qué tienes? — comienzo a desesperarme y lo único que se me ocurre es dejarla de nuevo en el porta bebé. — A ver Pablo, piensa — me repito mientras me muevo de un lado para el otro en frente de ella tratando de pensar — No tienes sobrinos, entonces trata de pensar o márcale a una amiga ¡sí eso! — tomo mi móvil y estoy a punto de marcarle cuando lo bajo de nuevo — ¡Ajá! Y si te pregunta ¿Por qué tienes una niña recién nacida en tu piso? ¿Qué le contestarás, genio? — me regaño. Bajo el móvil y lo pongo sobre el sillón, la bebé sigue llorando y empieza a entrarme un miedo terrible — ¡Qué ansiedad! ¡Qué estrés! — repito mientras la vuelvo a cargar y percibo un olor que sé qué significa — Tengo que cambiarte de pañal — le digo — Creo que debería salir por pañales ¿crees que puedas quedarte sola aquí? — y Mar llora. — Vale, vale, sólo era una sugerencia, creo que los pediré en línea, eso, pediré leche para recién nacida en línea, con pañales y así ¿Hay un tipo kit de recién nacido ya listo? — y ella me responde llorando — Vale, este es el plan, pido todo en línea, lo traen, te cambio el pañal, te doy de comer y luego salimos a buscar a tu madre que seguro está preocupada por ti ¿De acuerdo?.— Pero Mar sólo me responde a llantos y mi dolor de cabeza se intensifica hasta el punto que quiero arrancármela. No sé en realidad quién me habrá hecho esta broma, o si sólo fue una chica que se equivocó de piso y esta bebé era para otra persona, lo único que sé es que no me agrada nada, sobre todo cuando estoy a punto de salir de gira, de volver a lo que yo llamo mi trabajo y definitivamente no puedo hacerlo con una bebé recién nacida en mi vida.  — Debo encontrar a tu madre, aunque me lleve toda la mañana, lo hago como que me llamo Pablo del Moral — le digo y Mar sólo responde con llantos.