00

3126 Words
Ahí estaba yo, una vez más a punto de perder la dignidad con un completo desconocido, al cual probablemente nunca más volvería a ver en la vida, pero con el que sin duda, lo pasaría muy bien esta noche. —¿Vamos a un lugar más privado?  Alzo una ceja hacia el chico frente a mí y muerdo mi labio inferior como acto reflejo, asintiendo con la cabeza sin dudarlo un segundo más y teniendo muy en claro que esto sería solo sexo casual, sin ataduras ni compromisos posteriores. Batman, mi ligue de la noche, me toma de la mano y me guía entremedio de todas las personas que están bailando en la fiesta. Resulta que mi hermana mayor, Angeline, esta noche está cumpliendo sus treinta años y se le ocurrió la maravillosa idea de celebrarlo en su enorme casa y con una fiesta de disfraces. Yo siempre he sido una chica extrovertida y que vive a concho cada minuto de la vida, sin tapujos ni vergüenzas, por lo que mi hermana no dudó en proponerme la brillante idea de disfrazarme de diabla, con un cintillo rojo que tiene dos cachitos, en conjunto con un vestido rojo ajustado que realza mis caderas y, además de unas botas negras y muy largas que me llegan sobre la rodilla. Realmente me veo muy sexy y sé que no pasé desapercibida esta noche, por lo mismo se me hizo fácil coincidir con este chico disfrazado de Batman.  Varias miradas caen sobre mí mientras camino entre la fiesta, pero yo sigo de cerca a Batman, aún tomados de la mano, y sin prestar atención a las curiosas miradas que me dan. Subimos por la escaleras hasta el segundo piso de la casa de mi hermana y Batman abre una de las habitaciones de invitados y eso me indica que debe ser cercano a Angeline, porque sabe exactamente qué hay detrás de aquella puerta, aunque en realidad no estoy segura de aquello, ya que no puedo verle el rostro al chico, gracias a la máscara negra que cubre su rostro. Solo puedo detallar sus ojos marrones y brillantes, aunque creo que lo último es debido al deseo que siente en estos momentos por mi. Entro a la habitación y me quedo de pie frente a la cama, para luego voltearme a ver al chico fijamente. Me causa mucha curiosidad saber quién es, aunque también, él no saberlo lo hace aún más interesante y sexy. —¿Me dirás tu nombre? —pregunto coqueta, mientras me dejo caer de espaldas a la cama tras de mí. El chico cierra la puerta y le coloca el seguro, para luego voltearse en mi dirección y acercarse hasta mí cual bestia a su presa.  Él se coloca a horcajadas sobre mí y comienza a repartir besos por toda la extensión de mi cuello, robándome el aliento poco a poco y provocando que la temperatura de la habitación aumente cada vez más. Subo mis manos por su pecho, recorriendo por sobre su traje con mis dedos curiosos y ansiosos por sacarle el disfraz de una buena vez. —Todo a su tiempo, pequeña diablita —susurra suavemente en mi oído, provocando que mi piel se erice ante la sensación tan placentera que es sentir su aliento rozando mi piel. —Como tú digas, caballero de la noche. El chico sobre mi se ríe levemente y luego se hace a un lado, para sentarse sobre la cama y palmear sus piernas, pidiéndome implícitamente que me suba sobre él. De inmediato lo hago, quedando sobre él y teniendo su rostro frente al mío, tomo la iniciativa de acercar mi boca a la suya y morder su labio inferior suavemente, provocándolo lentamente e invitándolo a pecar conmigo.  —Eres muy atrevida —dice.  —Aún no has visto nada, cariño —susurro sobre su boca—. Te llevaré al infierno, si me lo permites.  Lo que comenzó como una mordida provocativa se transforma pronto en un beso profundo e intenso, que me corta la respiración y me incita a mover mis caderas sobre Batman, produciendo una fricción deliciosa en mi centro, que me hace desearlo aún más. Sus manos alzan mi corto vestido hasta la cintura, con gran agilidad, dejando al descubierto mi pequeña braga de encaje rojo. Sus ojos devoran mi cuerpo con deseo y lentamente levanto mis brazos, ayudándole para terminar de sacar mi vestido.  —¿Sin brassier? —cuestiona, lamiendo sus labios y observando a detalle mis pechos. Asiento con la cabeza, confirmando lo obvio.  —Algo me decía, que esta noche no lo necesitaría.  Batman ladea su rostro y se acerca hasta mis pechos, para depositar besos al azar sobre ellos. Un cosquilleo se instala poco a poco en mi zona baja cuando él comienza a lamer y chupar mis pezones. Gimo en voz alta, disfrutando de sus atenciones y comienzo a frotarme con mayor fuerza sobre su erección, sintiéndome desesperada por sentirlo dentro de mí.  Pareciera ser que nuestros cuerpos se entienden sin la necesidad de más palabras, porque Batman me ayuda a quedar de pie, mientras él termina por sacarse aquel disfraz, pero dejándose la máscara puesta y guardando el misterio de su identidad. Rebusca un condón dentro de su billetera y yo lo observo en silencio, mientras retiro mis bragas empapadas y las dejo a un lado, sin dejar de deleitarme con la vista de aquel fornido cuerpo que me provoca un enorme deseo.  Después de unos segundos se coloca el condón. mostrando una gran destreza y luego me toma de la mano, jalándome sobre su regazo. Me siento a horcajadas de aquel hombre y poco a poco bajo mis caderas hasta sentir todo su pene dentro de mí.   Giro los ojos y suelto un gran gemido ante la deliciosa sensación de sentirme completamente llena de placer. Me muevo de arriba hacia abajo sobre él, creando un vaivén con nuestros cuerpos y haciéndome sentir cada vez más caliente y mojada. Me afirmo de sus hombros, mientras él coloca sus fuertes manos sobre mi trasero y me palmea con fuerza, haciendo crecer mi excitación.  Muerdo mi labio inferior y me muevo más rápido, sintiendo como el orgasmo comienza a formarse en mi húmedo centro. Batman gime sobre mi oído y luego me toma fuerte de las caderas, para hacerme caer de espaldas sobre la cama y colocarse sobre mí. Comienza a penetrarme con fuertes estocadas, lo que provoca que me revuelque sobre aquella cama sin poder controlarme. —Más fuerte —pido.  Él obedece a mi petición y sigue con su cometido, haciéndome perder la cabeza en pocos minutos. Minutos después, siento que mi tan anhelado orgasmo llega, haciéndome liberar un fuerte gemido y aprieto mis piernas, atrapando por la cintura al chico sobre mí y sintiendo como su liberación también llega, con un potente espasmo.  El misterioso batman tiembla y luego esconde su rostro en la curva de mi cuello, mientras intento recuperarme de aquel orgasmo que me dejó totalmente fuera de juego.  —¿Vamos por otra? —pregunta. Me río ante su petición, pero en el fondo sé cuál es mi respuesta.  —La segunda es la vencida. —¿No es la tercera? —alza su cabeza, encontrándose directamente con mis ojos pícaros.  —Que bueno que entiendes las indirectas —sonrío. Él muerde su labio inferior en acto reflejo y se acerca para besarme, mientras yo me tomo el atrevimiento de mover mis caderas, estando aún con su masculinidad dentro de mí.   —Eres terrible —dice divertido, mientras sale de mi interior y comienza a masajear mis senos, preparándome para lo que vendrá después de que ambos recuperemos energías. (...)  La cabeza me duele demasiado, a tal punto que mis ojos piden a gritos que les dé un descanso de la luz natural. Estoy con una resaca de los mil demonios, pero al recordar la fiesta de anoche, sé que esta resaca vale cada segundo. —¿Así que anoche tu presa fue el chico disfrazado de Batman?  Me volteo a ver a mi hermana Angeline, sin levantarme desde mi cómodo lugar en el suelo de su sala de estar y le sonrío, para luego guiñarle un ojo con complicidad. Ella se ríe y niega con la cabeza, como si yo no tuviera remedio alguno.  —Adivinaste, bruja —digo—. Aunque no sé quién era con exactitud ese chico, debo reconocer que su anonimato lo hizo aún más interesante. Mi hermana me mira con diversión, pero no dice nada más. Siempre hemos tenido una relación muy cercana y, de hecho, puedo decir con total seguridad que Angeline es mi persona favorita en todo el Universo.  —¿No le viste el rostro? —niego con la cabeza de inmediato al recordar la máscara que él traía puesta—. ¿Intercambiaron números? —pregunta la rubia claramente interesada. —Sí, me dio su número, pero no estoy segura de si debo contactarlo… —ladeo la cabeza y luego me encojo de hombros—. Quizá lo mejor sea dejarlo en algo casual y sin saber quién es aquel misterioso Batman.  —Puede ser —mira hacia el techo de su enorme casa y luego deja escapar una risita divertida—, pero estoy segura que Jolie Leone no se quedará con la duda de saber quién se escondía tras aquella máscara.  —Oye, deja de meterte en mi cabeza y adivinar mis pensamientos —me quejo con diversión. Escuchamos que alguien toca la puerta, por lo que Angeline se coloca de pie y camina hasta ahí, para dejar entrar a Dante, quien de inmediato la saluda, dejando un casto beso sobre sus labios. El rubio alza una ceja cuando me ve tirada en el suelo de su sala de estar y deja escapar una risita mientras le extiende una bolsa de papel a mí hermana. —Veo que aún tenemos visitas.  Me cruzo de brazos y lo observo desde mi lugar, sonriéndole a mi cuñado.  —Sí, me quedaré a comer y luego me voy a casa.  Dante se encoge de hombros y luego mira de reojo a Angeline. —De haberlo sabido, no le traía comida china a Jolie.  Angeline pasa por su lado, con la bolsa en sus manos y le da un empujón amistoso a su novio, quién me mira divertido y luego se acerca a mí para saludarme con un beso en la mejilla. Hago una mueca al sentir la espesa barba del novio de mi hermana y él lo nota de inmediato. —Si quieres, te recomiendo una muy buena barbería que conozco —digo. —No me digas —abre la boca con una falsa sorpresa—. ¿A qué lugar vas tú a sacarte el bigote? —se acerca más a mí rostro y me regala una sonrisa burlona—. Ya deberías pedirte una hora, porque aquellos amigos tuyos están asomando por tu feo rostro, Jolie. —¡No seas tonto, Dante! —exploto en carcajadas ante su comentario, lo que logra contagiar a mi cuñado de mi buen humor. Mi hermana Angeline y Dante llevan juntos unos largos 7 años de noviazgo, lo que en realidad es maravilloso para mí, porque él es una muy buena persona y nos llevamos muy bien, a tal punto de que he llegado a considerarlo como un hermano más. Desde que mis padres decidieron irse a viajar por el mundo y conocer, Dante y Angeline me han ayudado a salir a flote en cuanto a lo económico, debido a que hace poco menos de un año he podido salir por fin de la Universidad y comenzar a trabajar como diseñadora de modas en una reconocida marca internacional de ropa femenina.  —¿Cómo estuvo la fiesta? Casi ni te vi anoche —pregunta el rubio a mi lado. Hago una mueca con los labios y me encojo de hombros, restándole importancia al asunto.  —No te perdiste de nada, llegaste a tiempo. —Jolie se acostó con uno de nuestros amigos —dispara Angeline, saliendo de la cocina con unos platos en sus manos y caminando en nuestra dirección.  —¡Angeline! —me quejo—. ¿Ahora todos deben enterarse de mi vida sexual? —bromeo, exagerando la situación, lo que provoca que Dante explote en carcajadas.  —Deberías saber que no me interesa tu vida sexual, Jolie —gira los ojos y extiende sus manos hacia Angeline, para recibir un plato con lo que parece ser Gohan—, pero sí quiero saber a cuál de mis amigos le arruinaste la suerte.  —Más bien, querrás decir, le mejoré la suerte —le guiño un ojo, tomando el plato que me ofrece mi hermana y sintiendo como salivo al tener la comida frente a mí—. Y solo para aclarar, no tengo idea de quién fue, porque traía una máscara de Batman.  —Me quedo trabajando más tarde y tu te coges a Batman, no me jodas —Dante se ríe escandalosamente, mientras se retuerce por los espasmos de la risa. Angeline lo mira con una enorme sonrisa y amo ver esa mirada en ella, la que me indica que ellos realmente son la pareja perfecta y que están muy enamorados el uno del otro.  —Nadie te mandó a ser tan trabajólico —acuso, con una sonrisa, mientras llevó la deliciosa comida a mi boca y me dejo deleitar por la mezcla de sabores orientales. —Por cierto —murmura mi hermana, dejándose caer al lado de su novio—. ¿Cómo te fue con ese paciente que me contabas ayer?  —Bien, solo que se alargó el procedimiento, porque la caries que traía estaba demasiado profunda y tuve que realizarle una endodoncia —explica él, mientras lleva comida a su boca y mira de reojo a Angeline—. Te lo perdiste, fue un procedimiento interesante.  Angeline le hace un par de preguntas más a Dante sobre los pacientes que ambos tienen en su consulta dental y luego terminamos de comer la comida china que trajo mi cuñado, sin dejar de reír y bromear, cuestión que me alegra el día, puesto que Dante y Angeline son la única familia con la que cuento realmente, ya que mis padres hace muchos años dejaron de preocuparse por mí.  Abandono la casa de mi hermana, para subirme a mi pequeño automóvil e irme directo a mi departamento, ya que, necesitaba tomar una ducha con urgencia. Me sentía sucia y apestaba a alcohol.  Apenas entro en mi modesto departamento, voy al cuarto de baño y me decido por llenar la tina y colocar unas sales de mar que ayuden a relajar mi cuerpo. Una vez está todo listo me saco la ropa y entro en el agua tibia, dejándome llevar por la sensación de relajo. No puedo dejar de pensar en el chico disfrazado de Batman, porque debo reconocer que fue una buena sesión de sexo la cual me dió.  —¿Será bueno que le escriba? —me cuestiono a mí misma en voz alta, barajando la posibilidad de enviarle un WhatsApp a aquel misterioso chico. Me sumerjo más en la tina, dejando que el agua cubra por completo mi cuerpo, incluyendo mi rubia y larga cabellera. Vuelvo a la superficie y una pícara sonrisa se forma en labios al tener una brillante idea. Me salgo por completo del agua y tomo un polerón color café que tengo colgado tras la puerta de mi baño, el cual no alcanza a cubrirme el trasero y me lo pongo encima de la espalda, para después colocar mi celular sobre una superficie plana, con el temporizador de la cámara activado y apuntando en dirección al gran ventanal polarizado que tengo en aquella habitación. Me coloco de espaldas a la cámara y me posiciono de forma en que mi trasero se vea bien formado ante la cámara.  Escucho el sonido de mi celular que me indica que la foto ya ha sido tomada, por lo que me doy vuelta y tomo el artefacto en mis manos, observando que mi imagen ha quedado muy buena y que a pesar de estar mostrando el culo, no me veo vulgar. Es algo artístico, incluso. Tomo asiento sobre el retrete y le doy a compartir la imagen con el contacto que anoche guardé como “Batman” y cuando veo que el mensaje le ha llegado con éxito, bloqueo el celular y vuelvo a desnudarme, para entrar nuevamente al agua. Definitivamente, con esa foto, él debería volver a pedirme que nos veamos, como mínimo.  El celular comienza a vibrar y me asomo para ver que es una llamada entrante de nada más y nada menos que el chico del disfraz de Batman. Una sonrisa se forma en mis labios y contesto de inmediato la llamada.  —Caballero de la noche... —murmuro sugerente. —¿¡Quién diablos eres!?  La sonrisa se borra de mi rostro al escuchar aquella respuesta. Arrugo mis cejas en acto reflejo y dejo escapar una risa nerviosa, sin entender la situación.  —Soy la chica de anoche… y creo que no te dije mi nombre… —susurro apresurada—. Iba vestida de diabla —aclaro, porque cabe la posibilidad que se haya acostado con otras chicas en la fiesta.  —No sé de qué diabla me estás hablando, pero te exijo que no vuelvas a enviarme ese tipo de fotografías —habla con un tono de voz tan molesto que me hace sentir incómoda y avergonzada.  —Ey, tú me diste tu número anoche, no te hagas el desentendido.  —¡Yo tengo novia! —chilla alterado—. Esto puede traerme serios problemas o crear malos entendidos. Ya estás advertida.  —¡Anoche no me dijiste eso, infiel! —alzo una ceja y me siento muy molesta por saber esto, ya que, no soy de aquel tipo de mujeres que se mete con hombres que tienen novia—. Mejor respeta a tu pareja y no estés revolcándote con otras mujeres en fiestas de disfraces. Me pongo de pie, sintiendo como la rabia carcome todo mi interior y salgo de la tina una vez más, sin importarme que el piso del cuarto de baño ya esté todo mojado.  —¿¡Qué dices, pedazo de loca!? —cuestiona indignado—. ¡Yo no me acosté contigo!   —¡Claro que lo hiciste, maldito Batman! Le doy a finalizar la llamada y salgo del baño, directo a mi habitación en busca de un pijama para cubrir mi desnudez. Me maldigo a mi misma por haberme acostado con un chico que tenía novia, porque no hay cosa que odie más que la infidelidad. Maldito Batman.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD