Fueron tiempos difíciles, tiempos de cruces muy fuertes con la competencia por lograr concretar negocios que vinculaban al gobierno italiano y que todos se querían llevar. Además de la lucha interna con mi jefe directo, Dante Ricci, mantenía una constante pelea contra el genio de Ferrari. No era fácil calmarle cuando las papas quemaban. Sin embargo, para mi sorpresa, era quien más atención prestaba… - No respondan a los ataques públicos, dejen que hablen. Lo importante es que lo hagan, sino, es que no estamos haciendo las cosas bien. Cuando haces algo bien, siempre molestas a alguien… dejen que hablen… si se pasan de la raya, ya saldremos con Ferrari… con moderación… (apuntándole con el dedo), y como último recurso Dante Ricci… pero no el resto directivo y jamás los empleados. Ya hemos ha