Fabrizio ¡Salí de allí como un rayo! No daba crédito a lo que estaba pasando. Yo podía darle todo… todo lo que quisiera… podía seguir trabajando para mi, en mi casa, o ir a la empresa pero conmigo, es más, ¡ni siquiera necesitaba trabajar! ¿¿Por qué rayos me hacía esto?? Encima tendría que verle la cara cada día… ¡¡dios!! Entré a mi casa dando un portazo y me encerré en mi habitación. Mi madre llegó con mi hijo y escuché que golpeó la puerta, pero no le contesté… creo que me dormí unos minutos… Al despertar recordé que por esos días había estado algo ausente preparándole una sorpresa para ella… Inconsciente, fui a por la agenda donde estaba anotando todo… hasta que aquellas palabras retumbaron en mi cabeza…. “tu padre me mandó llamar… él y Ferrari quieren que… (Sonreí de nuevo) bueno…