Letizia
Todo iba de maravilla. Habíamos conseguido sortear a la perfección a los paparazis, quienes estaban por darse por vencidos con el asunto de “la chica nueva de Fabrizio ”.
Cada día estaba más enamorada. Cada día estaba más convencida de que había tomado la decisión correcta al dejar de lado mis temores y darle una oportunidad. ¡Era mi vida! Se había ganado mi corazón con cada cosa que hacía, y fomentaba el amor dentro de mí, cada día.
Me hacía mucha ilusión que quisiera llevarme a su tierra. No solo porque me presentaría a toda su familia, sino porque a pesar de mis raíces napolitanas, nunca había visitado ese hermoso lugar y por eso, con tiempo comencé a armar mi maleta. Le compré algunos regalos a DANTE a quién tenía unos deseos enormes de ver. Lo extrañaba mucho, aunque siempr
