Este fin de semana no quise salir, preferí ahogarme en mi tristeza y el recuerdo de mis hermanas, hasta ganarme el sueño, pero las constantes pesadillas que tenía con ellas marchándose y siendo asesinadas resultaban demasiado dolorosas para mí. Al no poder más con esta agonía, me alisté sin mucho ánimo y salí a caminar. No tenía un rumbo fijo, no sabía si quedarme en el campus o recorrer algún punto de la ciudad con tal de distraer mi mente, pero nada surtía efecto y lo único que se me ocurrió fue ir a un bar a beber solo. Quise llamar a Jeremy creyendo que ese idiota me distraería, pero descarté esa idea con la misma rapidez que apareció. —¿Te sirvo otra cerveza o algo más fuerte? —preguntó el cantinero. —Algo fuerte, la cerveza me sabe a jugo —respondí desanimado, y el sujeto me sirv