Un cuarto de hotel como testigo

2376 Palabras

Me acuesto boca arriba, con mis brazos debajo de mi nuca. Miro el techo metido en mis pensamientos, mientras el sonido de la lluvia va aminorando y observo a Leilah profundamente dormida, completamente desnuda a mi lado. Vuelvo mi mirada al techo sin ver nada en particular y una pequeña sonrisa de satisfacción se abre paso en mi boca casi sin darme cuenta, al rememorar lo vivido con ella esta noche. Intuía que era virgen y no me equivoqué; al ver su timidez, los nervios a flor de piel por cada roce de mis dedos sobre su suave piel y luego la tensión entre sus piernas cuando la iba penetrando lentamente… Dicen que los hombres tenemos el ego subido muchas veces y en este caso, saber que soy su primer hombre me da una satisfacción extraña, pero refrescante. Aunque claro, ella sería de alg

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