Luego de repetirme a mí mismo que es lo mejor y mantenerme anclado a mi oficina, me venzo lentamente a la tristeza que anida en mí y no me deja pensar con racionalidad. No quiero pensar en sus decisiones, tampoco le pedí que eligiera nada, sólo… no esperaba que se aventara a una relación y mucho menos a una absurda boda. Con Alan… mucho menos con él. Sacudo la cabeza y resoplo, diciéndome que debo dejar de elucubrar estupideces, si ella había elegido eso, no tenía por qué seguir estirando la liga, esperando que ella volviera a mí, está más que claro que por su propia cuenta no lo iba a hacer. —Mierda… —la cabeza me duele y escucho el llamado a la puerta que me hace recomponer mi gesto—. Adelante. Es el director Thompson. —Profesor Roberts —frunce un poco el ceño al notar mi aspe

