La oscuridad todavía reina en el interior del cuarto, pese a que pequeños haces de luz se cuelan entre la pesada cortina gris y el cristal, iluminan apenas unos cuantos centímetros del suelo y tampoco alcanzan para calentar ningún rincón del dormitorio.
La delicada brisa invernal logra su cometido, atraviesa los helados muros de mi habitación, lo que es quizás el motivo principal por el cual no he logrado recuperar el sueño del que me vi violentamente arrancado.
¿Estará soleado afuera? ¿Día o noche?
Ni idea, pero hace frío. Hace varios días que no consigo seguir el ritmo de las manecillas, aunque tampoco es como si estuviera pendiente de un calendario, un reloj…o un periódico de noticias.
Todo eso se ha vuelto irrelevante.
Horas de insomnio son a veces mi rutina, a pesar de los días
