Cuando llego al hotel me siento mucho mejor. Durante el camino logré volver a guardar bajo llave todos los sentimientos que salieron a la luz en el desayuno. Encuentro a Kamal en el bufé desayunando. —Veo que dormiste muy bien—digo en modo de saludo tomando asiento frente a él. Levanta la vista y me da una sonrisa abierta. —Las camas son cómodas. ¿Me acompañas? —señala la comida. Niego. —Ya tuve mi ración—miento—Cuéntame. ¿Qué has visto? —A los trabajadores les falta dirección y motivación—habla entre bocados—¿Sabes que todos los jefes de departamento son hombres, además de los supervisores? —Misóginos de mierda—gruño. —¿Qué vas a hacer? —Lo que deba para asegurarme que, si están en sus puestos, es porque lo merecen—él asiente—Necesitamos mejorar el manejo de las diferentes áreas.