Al día siguiente La alarma suena a todo volumen haciéndome sobresaltar de la cama. —¡Auch! —escucho cuando sin querer golpeo algo con mi mano y al voltear a ver, a mi lado esta Álvaro enredado entre las sábanas. «¿Cómo es que llegamos aquí?» me pregunto y la manera que me mira en estos momentos, me hace dudar de todo. Rápidamente apago la alarma y vuelvo a mirarlo. —No lo recuerdas, ¿no? —me pregunta y entrecierro mis ojos. —¿De qué hablas? —le cuestiono y por alguna extraña razón ríe. Sin que yo entienda porque, él voltea, estira su brazo y levanta una botella de tequila. —Es la segunda que nos tomamos, la otra está en el despacho —explica. —¿Tú y yo nos hemos tomado dos botellas de tequila? —pregunto sin poder creérmelo. —Y como siempre que bebemos tequila, te da amnesia —b