Dulce

1005 Palabras

Pronunciar el "Si acepto" de forma voluntaria, enamorada y llena de felicidad, era lo que necesitaba para darme cuenta de que Arthur no había sido el hombre equivocado, pero sí nos habíamos casado y conocido en el peor momento de nuestras vidas. Él no solamente había perdido las esperanzas, sino también una prometida y su propia vida. Había dejado de ser el mismo para convertirse en una versión deplorable de sí mismo y yo solo era una chica manipulable, tonta por no ver más alla de mi sufrimiento y por supuesto llena de resentimiento por haber sido humillada. De alguna forma el destino nos había llevado de nuevo al altar, solo que esta vez no había caras largas ni tampoco expresiones arrogantes esperándome en cada esquina. En nuestra boda solo hubo risas y felicitaciones sinceras de las

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