—No—manifesté, quizás no solo para ella, sino también para mí misma, debia ser mentira, yo quería creerlo, porque era doloroso el pensar que había dejado a Arthur en ese momento. Me dolía la idea de que había permitido que me robaran mi último momento con mi esposo— está jugando conmigo ¿No es así? —No, nunca jugaría con algo como eso—expreso con un tono de voz dulce, casi olvidando su rencor hacia mí— pequeña, tienes que entender que lo que paso no es tu culpa, ni de nadie más, él sabía que esto sucedería... —¡No!—me levante de mi sitio y me aparte de ella, al darme cuenta de lo seria que se estaba tornando la conversación— ¡Es mentira! ¡Arthur no puede estar muerto! —Pero lo está... —No—insistí y entonces miré a Jack, quien por alguna razón, incomprensible hasta ese momento para mí,