—Te pido por favor qué en tu jodida vida vuelvas a hablarme—expresé en la mejor manera posible en que podía dirigir a él. Solo entonces Sarah inclino la vista hacia donde yo me encontraba. Parecía sorprendida y al mismo tiempo preocupada. —Arthur...—volvio a pronunciar, esta vez girando hacia él, quien ya había ddo un paso para bajar un peldaño—por favor, vuelve. —Así que esa es la verdadera tú...¿Una zorra? —la ignoró y comenzó a bajar lentamente como sus fuerzas le permitían. Lo observe atentamente, sintiéndome sumamente ofendida por su pregunta. —¡Vaya! —me vi obligada a decir para defender mi honor, después de todo esos insultos me los había ganado al decir que el hijo en mi vientre no era suyo, por supuesto que iba a pensar lo peor de mi, pero de entre todas las personas que me co