—Al fin, eres mío—La escucho decirme mientras que caminamos por los pasillos de este hotel comiéndonos a besos. Sonrío al escuchar estas palabras pronunciadas de su boca, y le pegó más a mi cuerpo mientras que ella mete su mano en mi bolsillo para buscar la llave de la habitación —Es el primer día que nos vimos soy tuyo, hoy solamente lo hemos oficializado— Le corrijo, y cuando la luz verde aparece en la cerradura, colocó mi pie bajo el marco de la puerta para evitar que esta se cierre, y en un solo movimiento toma mi esposa entre mis brazos. —Entonces debo decir que eres oficialmente mío— Pronuncia enredando sus dedos en mi cabello. Entró con ella a la habitación y mientras que la puerta se cierra sola, camino para que ella vea lo que he enviado a preparar —¿Te gusta?—Le pregunto mi

