Las horas del reloj parecieran no alcanzar cuando estoy a su lado. me gusta verla reír como lo hace ahora, contarme de sus anécdotas de cuando era niña, me encanta escuchar las historias de ella corriendo por los viñedos de su padre y haciendo que todos los empleados la buscaran cuando se escondía entre las vid, es simplemente fascinante darme cuenta de lo mucho que podemos disfrutar de la compañía del otro a pesar de que hay situaciones que nos hacen estar en alerta todo el tiempo. Afuera ya es de noche, y la botella de vino ya está vacía, tal vez no somos muy buenos en cumplir nuestra palabra de que solo quedaría en una copa —Deberíamos irnos, ¿no lo crees?— Me pregunta recostada en el sofá y con su cabeza apoyada en mis piernas. Juego con su cabello y me pierdo en su mirada mientras

