Dos días después: 3 de junio
Las agujas del reloj siguen avanzando, pero el dolor que llevo por dentro pareciera no desaparecer. En realidad, ni siquiera sé si desaparecerá un día, tal vez se quede allí junto al dolor que siento por haber perdido a Raquel. Solo miro la oscuridad de esta cocina que últimamente se ha convertido en mi escape a mitad de la noche ya que dormir se ha convertido en todo un reto.
El tic tac de ese reloj que cuelga en la pared es el único sonido que se escucha, pero de repente la luz se hace encegueciéndome y allí veo al señor Alonzo acercándose a mi —Me asustaste Liam— Menciona.
—Discúlpeme, no era mi intención— Explico y él aparta otra silla de la mesa para sentarse a mi lado.
—¿Sigues preocupado por Cristian? Él está mejor, la psicóloga dice que solo fue un
