La felicidad de Cristian cuando hemos llegado a Hawái ha sido algo increíble, tanto que apenas nos permitió que entregáramos las maletas en la recepción para que las llevaran al cuarto. Su insistencia hizo que inmediatamente fuéramos a la playa y comenzáramos a disfrutar del exquisito día que hizo hoy. Jamás lo había visto de esa manera, no dejaba de observar el mar, los paisajes de las otras islas, y por supuesto sus inmensas ganas por nadar con delfines, algo que si o si haremos mañana. Después de haberle dado las buenas noches y dejarlo durmiendo en su habitación de esta suite, finalmente voy hacia mi cuarto y el de mi esposa con ganas de que esta noche termine de la mejor manera. Apenas abro, entro y con lo primero que me encuentro es con ella parada frente a mi luciendo un sensual c

