—Lo mate… lo mate…— Repite una y otra vez mientras que sus manos temblorosas sostienen la pistola y yo tan solo le hago una señal a Cristian para que se suba al auto. Él rápidamente me hace caso y se sube para luego cerrar la puerta haciendo que así pueda estar un poco más tranquilo para entender lo que está ocurriendo aquí. —Vega, mi amor…—Pronuncio agachándome frente a ella y con mucho cuidado le quitó el arma. —Lo mate— Insiste y antes de decirle cualquier cosa, coloco mis mi dedo índice y del medio sobre la carótida del hombre que está tirado en el suelo y le tomó el pulso. —Vega no está muerto, tiene pulso tranquila…— Le digo tratando de tranquilizarla y me giro un poco para buscar ayuda. De repente veo a uno de los hombres de Giovanni y le hago una seña para que se acerque. Él c

