Después de haberme dado un ducha helada tratando de enfriar mis ideas y de haberme vestido, salgo de la habitación y voy hacia la cocina donde me encuentro con Vega y Cristian sentados en los taburetes que están frente al desayunador conversando animadamente. La imagen me parece hermosa y es ambos ríen como si fuesen los mejores amigos del mundo —Buenos días— Saludo y me acerco a ellos —Hijo, ¿Cómo has amanecido?— Le pregunto y cuando llego a su lado lo abrazo. —Hola pa, muy bien, ¿tú?— Responde y miro a Vega de manera cómplice ya que de cierta manera la respuesta puede ser una no muy adecuada. —Muy bien, ¿me buscabas?— Averiguo y noto en su mirada esas dudas. Él asiente y luego mira hacia el suelo sin que yo sepa muy bien lo que está pasando —Es que quería pedirte un favor— Explica y l

