Camino lentamente a través de las calles de Moscú, cespitaba aire y con alguien con hablar, así que llame a Nastia y luego tomó un avión y aquí estoy. Visto un suéter largo azul oscuro, botas hasta más arriba de la rodilla de color camel a juego con mi bolso, con lentes negros. - Señora- me llama Arnold – es aquí - me dice en la puerta de la cafetería. Al entrar me siento en una mesa cerca de la ventana a esperar a Nastia. Pido un capuchino de vainilla mientras espero. - Pero que hermosa estas mi niña – escucho la voz de Nastia y me pongo de pie para abrazarla. - Y a ti no te pasan los años – digo divertida mientras nos sentamos y pedimos. - Sé que no estás aquí precisamente porque me extrañes – me dice tomándome la mano - ¿qué