Déjà vu. —Aún estás a tiempo de ser disecado, recuérdalo —, niego cuando Kristen le habla a Tore. —Cómo podría olvidarlo si tus ojos te delatan —replica en tono sereno mientras la mira desde uno de los sofás en el salón y le da un sorbo a su trago. —Pero déjame decirte que Helena estará muy decepcionada si disecas la parte favorita de mi cuerpo. —Imbécil. —¡Salvatore! Kristen y yo decimos respectivamente, y él simplemente le da una sonrisa socarrona. —Podemos cortar esa parte que tanto ama Helena con el cuchillo jamonero, lo tendría como un recuerdo —interviene Lorna entrando al salón. —Son unas malditas brujas, ¿ya se lo han dicho? Bien, eso es todo. —Los tres, ya es suficiente, —aseveró señalándoles con el dedo antes de acercarme a Tore, —deja de pincharlas, por favor —susurro