Ha pasado dos semanas desde que volví a Madrid. No he hablado con nadie, solo he estado en mi habitación durmiendo desde que llegué. Me siento tan vacía. No quiero hacer nada, solo no quiero existir.
No ha parado de sonar mi celular con mensajes de Dante. Ha de pensar, que realmente lo he dejado, que me he ido para no verle más. Lloro más fuerte cuando ese tipo de pensamientos llegan a mi mente, y aunque quiero decirle que no, y responder sus llamadas y mensajes. Mi cuerpo no obedece, apenas y puedo comer. Me sigo hundiendo un poco más, hasta tocar fondo.
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Tengo que regresar a clases, han terminado las vacaciones. Ocupo ir de nuevo a mi realidad.
Vuelvo a ser la chica nueva en el instituto, es de la forma en que me siento. Llevo una gabardina y una bufanda que uso para cubrir mi
