—¿En verdad es la esposa del jefe?. —Mírala ahí va. —Se ve diferente. —¿Miraste la noticia?. —¿Qué le vio el jefe?. —Que mujer tan afortunada. —Hoy se ve mas bonita… Trataba de estar a oídos sordos, pero era imposible, llegar a mi escritorio fue una tortura, aunque ya estaba lista para ser juzgada sin compasión, me era difícil ignorar del todo los comentarios de la gente. Y además, los zapatos me estaban matando y apenas los había usado una hora, mi día pintaba para ser horrible, me senté en mi silla y miré al jefe entrar a su oficina. Ya estaba echo y no había vuelta atrás, me puse a trabajar y me olvidé por completo de todo. Esa misma noche a la hora de la salida, me dispuse a juntar mis cosas, me moría de hambre, no había ido a la cafetería porque no quería lidiar co