ALICE Mis manos tiemblan cuando me giro hacia Dominic para que él las tome antes de pronunciar nuestros votos, tal como lo habíamos practicado en días anteriores, sólo que esta vez todo es mil veces mejor porque está pasando en realidad, y Dominic al notar mis nervios me dirige una sonrisa tranquilizadora y luego procede a repetir después del cura: “Yo, Dominic Stephen Pemberton, te tomo a ti, Alice Marie Coleman, para ser mi esposa, y sostenerte desde este día en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amar y cuidar, hasta que la muerte nos separe,” Cuando es mi turno, repito los mismos votos pero con una voz baja y temblorosa, mientras miro a Dominic a los ojos y él me sonríe en el momento en que termino de decirlos, y c