La princesa Eloise desde muy pequeña ha sentido el peso de la responsabilidad real sobre sus hombros y ha jurado proteger y velar por el bienestar de cada uno de los habitantes del imperio Kresliano, porque así se lo habían inculcado sus padres. Eso la ha convertido en una mujer fuerte e inteligente, aunque muy pocos conocen su verdadera capacidad. Esas son las grandes armas que tiene a su favor. Con la ayuda de Andrés, Eloise sale del palacio en total sigilo y sin que nadie sepa su destino, solo el general Ismael. Ella sabe que si alguien descubre sus intenciones, todo estará perdido. En la oscuridad de la madrugada, Eloise y Andrés salen del palacio montados en sus caballos. Solo la luz de la luna los guía en su arriesgada travesía mientras se internan en los oscuros bosques que rodea

