El rumor sobre la masacre ocurrido en Kresla se esparce como plaga por todos los reinos al siguiente día. Todos saben que Artur ya viene para tomar las tierras de los caídos y nadie se anima a levantar un dedo para impedirlo. Su crueldad es algo de temer y los demás reyes prefieren dar un paso al costado y evitar terminar liquidados como pasaron con los desdichados. El objetivo de Artur da al final el fruto que buscó. Todos los concejeros de Kresla también fueron asesinados en la trifulca. No quedó ninguno vivo, excepto Belto que se había fingido enfermo por orden del rey para no asistir a la fiesta. Morgana, herida, es llevada a la habitación de Fidelma para que la atienda. Artur con una botella de ron en la mano, sentado en medio del gran salón donde solo apesta a sangre y muerte, se

