Sara permanece en la cama con un vendaje en la frente todo el día. Se siente aburrida y malhumorada, pero no puede dar pie a que se sospeche de ella, por lo que no le queda de otra que fingir malestar y obtener así todos sus objetivos.
Había mandado un recado a Novena con Dona en la mañana y este vino hasta sus aposentos para cerciorarse de su estado, apenas pudo desocuparse en la corte. Como consejero del rey es su deber atender todas las necesidades del reino cuando su majestad se encuentra ausente. Aunque Liona es la encargada de las concubinas, no puede hacer caso omiso al pedido de la favorita del rey. Eso es también parte de su trabajo.
—Espero que consiga recuperarse pronto, señora —dice mirando a la mujer en la cama. —Y que no quede una cicatriz en su frente. Eso enfurecería much
