La princesa Eloise toma a su hermano en brazos y se sienta en un sillón para ayudarlo a calmarse. Ambos han llorado demasiado desde que ese guardia los trajo aquí y los dejó encerrados. Su tío debe saber la manera salvaje en que él la trató y le habló. Cuando consiga salir de aquí va a pedir que lo castiguen o ella misma se encargará de hacerlo.
Eloise tiene los ojos hinchados de tanto llorar, el pequeño Gaspar también. Con una cuchara que encontró en una de las cajas le da gotas de agua de una de las vasijas para que pueda tranquilizarse. Sabe que no es bueno darle eso para su edad, pero, ¿Qué más puede hacer? Él no ha dejado de llorar y teme que le pase algo si no lo calma.
Ella también tiene hambre, miedo, frío y mucho dolor, pero es consciente que es la única aquí que puede cuidarl
