La razón de mi existencia

1990 Palabras

El dolor de Ismael al ver el cadáver de Keisha es imposible de ocultar. Las jóvenes encargadas de preparar su cuerpo se hacen a un lado cuando él levanta una mano pidiendo que todas salgan del sitio. —Recuerde que debe descansar, general —dice Fidelma a su costado. —No se esfuerce o esas puntadas pueden romperse e infectarse nuevamente. Ismael camina rengueando hasta la cama de piedra sin responder. Con sus manos temblorosas toma el rostro inerte de la reina y une sus labios a los de ella mientras solloza sin control. —¿Dónde quedan nuestros sueños, mi reina? ¿Dónde queda aquello que planeamos cada noche mientras nos entregamos de cuerpo y alma? —Pregunta mirando su rostro. —Me siento solo y desvalido sin usted. Mi vida no tiene sentido y ya no tengo fuerzas para seguir. Me niego a s

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