—¿Y bien, Aps?—el tío Roger volvió a traerme de mis cavilaciones. Lo miré—¿Tienes pensado que estudiaras? Jugué con el papel de la servilleta. —No... Todavía—respondí dubitativa. Esa pregunta la había escuchado tantas veces y sabía la respuesta, solo que decirla justo en esta mesa no era lo más favorable. Sin embargo, una parte escondida dentro mío insistió en seguir hablando:—Quería algo que tuviera que ver con el arte. Vi varias carreras que me interesan. No son cerca, tendría que mudarme a la capital, pero creo que... —¿Arte?—escuché el bufido combinado con una risa seca que provenía de mi tío Romeo. Ladee la cabeza para mirarlo—¿En este país? Tendrás una miseria de sueldo. Arrugué con más fuerza el papel. —No siempre es así...—mi voz salió débil y temblorosa. Carraspee—Todavía