Siempre fui una chica a la que le costó hacer amistades nuevas.
No sé porqué, todavía no encuentro respuesta a eso. Solo sé que las personas nunca me elegían a mi como primera opción en los trabajos prácticos de la escuela, cuando había que elegir compañera en clase de gimnasia o cuando salíamos de fiesta y el chico que al que varias habían rechazado intentaba ligar conmigo solo para que esa noche pudiera contarle a sus amigos que había estado con una chica, aunque a él no le importaba que fuera la última en la que se hubiera fijado esa noche.
A mi sí que me importaba. Y dolía como los cojones darse cuenta de ello.
Sin embargo, a la larga, me lo terminé creyendo.
Me terminé convenciendo de que eran solo fantasías mías que alguien pudiera tomarme como primera opción solo porque quis
