Javier no se sorprendió para nada cuando se encontró con Inés en la casa de Nacho, de hecho, su mejor amigo le había contado que su hermano sentía algo por ella. Él conocía bastante a Mariano, lo suficiente para saber que era un buen tipo, y si su pequeña hermana también sentía algo por él, entonces no podía impedir aquello. Ya no tenía esa extraña necesidad de querer sobreprotegerla todo el tiempo, quizás por lo que había hecho esa tarde, esa manera de haberla enfrentado a Martina para defenderlo le hizo entender que ella no era tan chica e indefensa como pensaba. Ya estaba grande. —¡Hola, Javi! —exclamó abrazándolo. Vio que llegó solo, así que supuso que la modelo lo había dejado de manera definitiva—. ¿Hablaste con Martina o solo se fue? —Hablé con ella, pero no me dejó, enana. Buen