Capítulo 30: Caos —¡¡Detente, Thomas!! —Marilyn lo apartó de su cuerpo, jadeando. —¿No quieres estar conmigo? —preguntó de igual manera. —Vete…. —susurró ella, abriendo la puerta, dejando en vista las nubes negras y dando a entender que próximamente habría una gran tormenta. —No me iré hasta que no me respondas —exigió Thomas, tomando su mano—, mírame a los ojos y dime que no quieres estar conmigo —suavemente tomó su rostro, para hacer que mirara sus ojos. —No quiero estar contigo…. —se limitó a contestar, desviando su mirada. —¡¡Eres una pésima mentirosa!! —exclamó, recogiendo su chaqueta del suelo—, me iré, no vale la pena estar con una mujer como tú —aquellas palabras provocaron quebraduras en el corazón de la mujer, pero fingió que no les afectaban en lo más mínimo. Cerró leve

