34. Cocina

1051 Palabras

Hera Kade Decir que acá me tratan como a una princesa se queda corto. Aún no me he presentado con nadie del servicio, y sin embargo, ya me tratan con una cortesía exagerada. Pero lo malo de estar en un pueblo enemigo es justamente eso: lo que debería sentirse como amabilidad se vuelve sospechoso. Lo que hace esto soportable —y hasta cierto punto, útil— es que su buen trato no nace del deseo, sino del miedo. Me temen. Lo percibo en cada movimiento, en las miradas que no disimulan su desprecio al enterarse de que soy una demonio… y no la famosa "dama del destino" que esperaban. A veces me parece ridículo que aún crean que solo Seren, por ser la primogénita, heredó los dones de mi madre. Su reino está lleno de videntes, sí, pero los dones más extraordinarios no se transmiten al azar. Solo l

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