2. Problemas

1696 Palabras
Hera Kade — ¡Mierda! — exclama Lucía después de oír cada una de mis palabras — me encargaré de que encuentren al demonio que hizo esto, que nos ha traicionado Hera, te lo juro pero... ¿Cómo no confiaste en mi antes? — está hecha una furia — creí que tú... Mis ojos están llenos de lágrimas y eso hace que ella se detenga. — Estaban muy bien guardados, nunca creí que el concejo fuera tan bajo para infiltrar a alguien aquí. Lame sus labios pasando sus manos por su cabello, le tiemblan la manos del enojo e impotencia. — Por eso tanta negación de tu parte — afirmo con la cabeza — ¿Hace cuánto lo sabes? — Dos años — aclaro. — Llevas dos jodido años observandolos ¡Te volviste una acosadora! — el enojo vibra en su voz — mierda y doble mierda, cuando decías que estabas enferma ¿Era por ellos? — nuevamente afirmo con la cabeza, incapaz de responder, ella suaviza su expresión — debiste hablar conmigo Hera, esos dolores son horribles, pude haber buscado algo para ti. — Solo son simples calambres, aún no hay un vínculo emocional fuera del lazo creado, solo sentía rabia, no lo creí importante. — Hera— me llama suavemente acercándose a mi — ¿Sabes que el concejo en este momento debe estar leyendo eso? — Si — respondo con dificultad odiando lo que ha pasado. No sé cómo algo como esto se pudo salir de mis manos, observo por la ventana a todos mis hombres y chicas de confianza que se pasean por el lugar para cambiar parte de mi guardia, si había una infiltrada, deben haber más y no me puedo dar el lujo de que ellos me arruinen. Ella murió por culpa de traidores, yo no moriré igual que ella, aún la puedo ver desplomarse en el suelo, parpadeo cerrando los ojos. Muerdo mi labio inferior con fuerza. — El concejo buscará la forma de obligarte a estar con ellos — me recuerda como sino supiera. El sabor de mi sangre golpea mi paladar. — Me voy a morir — razono. — ¿Que? — pregunta incrédula. — Ellos tienen una vida que no piensan cambiar por nadie Lucía, los he observado y analizado, se porque todos les temen, las mujeres en sus vidas son como el día, hoy es uno y mañana otro, no están destinados para ser de una mujer y mucho menos si la tienen que compartir, preferirán rechazarme antes de la intentar algo y cuando eso pase... — No digas estupideces... — se cubre la boca y me mira culpable — lo siento, estoy estresada con esto, eso no fue lo que quise decir... — Sigo siendo tu reina Lucía — le recuerdo solo por protocolo pero ahora mismo me da igual. — Ustedes están destinados ¿Verdad? — Si, con un noventa y nueve porciento de compatibilidad y unión — respondo mirando mis manos. Mis uñas de color rojo carmesí me tranquiliza hasta cierto punto que hoy me es insuficiente. Ella suspira casi con alivio. ese número es la resistencia del hilo rojo de las almas gemelas. — Ellos no te van a rechazar — asegura Lucía — eres un ser humano lleno de amor y noventa y nueve porciento resistencia con ellos, es imposible que te rechacen, tal vez sea difícil pero ese noventa y nueve porciento confirma que están más que destinados. — ¿Y el uno porciento? — Solo son detalles... — el escándalo al inicio del pasillo a mi habitación me hace interrumpirla. — ¿Y ahora porque están haciendo un escándalo? No me da tiempo de pararme cuando mi puerta se abre de golpe con un guardia muy nervioso. — Su alteza perdóneme mucho — las palabras tiemblan en su boca — el concejo está acá de nuevo y vienen con otros líderes de nuestra monarquía. — ¿Líderes? — pregunta Lucía. Frunzo mi cejas, eso se me hace demasiado, nuestros líderes son quienes se aseguran todo se cumpla al pie de la letra cada una de las leyes o al menos la mayoría para que nuestro mundo este en una abalanza concreta. El concejo es como la parte más liviana, quienes tratan de convencer con sus bonitas palabras. — La quieren ver a usted y se ven muy furiosos, no solo eso, hemos encontrado a otro infiltrado y el señor Leo quiere hablar con usted, parece muy furioso que incluso llegó hasta el pasillo, sabe que al ser un Rey no podemos lastimarlo de gravedad y... — Que Mesias se encargue de Leo y Laina del infiltrado — ordeno — Lucía ven conmigo. Los tres salimos de la habitación, me detengo frente aún espejo observando mi vestimenta, aceptable, una falda rojo vino sobre mis rodillas, tacones negros y blusa blanca de manga larga, mi cabello está suelto, con hondas perfectas, mi labial es suave. Agradezco no verme delineado sino estaría con todo corrido, llegamos a la sala de reuniones, abro las puertas oyendo como hablan de mi. — ¿Buenos días? — pregunto con amabilidad. Son las ocho, no me dejaron ni desayunar. — Buenos días majestad — me saludan los líderes con una reverencia. El concejo toman su ejemplo, sonrío amable porque a pesar de todo no es culpa de ellos que yo sea la alma gemela de los seres más crueles que han pisado la tierra, así sean mis destinados entiendo porque los quieren sustituir, han matado a personas solo por robar... Y no exactamente a ellos, sus reinos son los más grandes, quedan al otro lado del mío, todos nosotros compartimos un mundo con los mortales pero nosotros estamos instalados en todas esas áreas mucho más grandes que sus paises, lugares que no han sido encontradas y no están en el mapa geográfico, claramente por la magia. Me siento frente a ellos fingiendo tranquilidad. — Su majestad Hera— me llama Thea. — Thea. — Ayer nos omitiste información. — ¿Yo? — finjo confusión. No puedo creer que haya existo más de un infiltrado en mi reino ¡Un traidor! Nunca me ha gustado este tipo de fumigación pero con la mirada de la mayoría de los presentes pienso que será necesario. — Sabemos que posiblemente tengas miedo, ellos no son hombres fáciles y todo lo que se dice de ellos te ha asustado claramente pero son tus destinados y no puedes simplemente fingir que no existen. Hago mis manos puños bajo la mesa, fueron directamente al punto, Shayan extiende las hojas que arrancaron de mi diario. — Sabemos que ellos son tus destinados y no lo puedes evitar. Mis ojos se cristalizan observando las hojas y a ellos. — Me robaron — mis palabras los sorprende — ustedes me han robado — señaló las hojas, parpadeo permitiendome unas lágrimas resbalen por mi mejilla — no es oro pero es algo emocionalmente valioso, se han metido en mi reino y me han robado — acuso poniéndome de pie — creo que ustedes y yo no podemos hablar en este momento... De todas las formas que pudieron conseguir esto, han elegido la menos apropiada. — Su majestad agradeceré que aún no se vaya, se que ellos han adquirido está información de forma incorrecta pero estamos acá, dispuestos a llegar a cualquier acuerdo que nos beneficie a ambas partes. Alzo la mano obligando haga silencio. — ¿Que nos beneficie a ambas? — pregunto secando mis lágrimas — me han robado, me están haciendo desconfiar de quienes viven bajo mi techo... — Las cosas no son así majestad. — Majestad tranquila por favor — pide Lucía poniéndose a mi lado — me encargaré de que la cabeza de quien ha robado esto ruede por todos sus súbditos para que sepan que se hacen con los traidores e infiltrados — comenta Lucia como una clara amenaza al concejo. Niego con la cabeza. — No quiero sangre — aclaro — no soy ese tipo de persona... — Es lo mínimo que merece el que fue capaz de hacer esto. — Estamos aquí para llegar aún acuerdo, debes enfrentar esto — habla Shayan — sabes nuestra intención acerca de tus destinados. — No quiero hacer esto — aclaro — ellos no están preparados para una relación así tengan los años que tengan, ellos no están preparados para la vida de un hombre de familia. — Creo que no lo entiendes — habla Thea con un toque de frialdad — tu reino necesita un rey. No... — No, yo llevo seis años gobernando mi reino, seis años desde los dieciocho, y he logrado que mi reino se expanda en estos seis años, he mantenido seguro a cada uno de mis aldeanos y económicamente, somos uno de los reinos más estables. — No es solo eso Hera... — Seré lo más directo posible Kade — dice Shayan con suave voz que me hace tensar mis manos — has estado encubriendo información importante... Lo que has hecho es un delito, no importa cuál sea tu puesto y poder, si eso has hecho con figuras importantes de nuestro mundo no queremos saber que más no has hecho, y si no quieres esto llegue a mayores es mejor que aceptes la realidad... — ¿Me está amenazando? — me tenso mirando con incredulidad lo que dice — solo yo he podido ponernos donde estamos, soy parte de la estabilidad de este mundo. — Sin embargo no eres la única heredera Kade — me recuerda Shayan. Entre abro los labios impresionada y herida por lo que acabo de oír. — ¿Están dispuestos en poner en peligro nuestro reino por esto? Ella no está en sus cinco sentidos y lo saben. — Lo estará para los demás si nosotros lo afirmamos... — Sabíamos que no ibas aceptar, tu miedo hacia ellos es palpable pero bueno, tú eliges Hera, una investigación rigurosa a tu trabajo y posible destitución, que como castigo minimo si has hecho cosas indebidas con el poder que los dioses te otorgaron, se castiga con exilió de nuestro mundo o... Tener una cordial reunión con ellos. Malditos... — Ella con las palabras correctas aceptará.
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