[LARA] Estoy sin reacción alguna mientras que mi madre vuelve a preguntarme si es Elían y de que bebé hablaba. No sé que responder y todo empeora cuando tocan a la puerta de la habitación y mi queridísimo prometido con la intensión de mejorar las cosas; las empeora. —Signori Saavedra, ecco la colazione che ahí ordinato.— Dice el joven y no comprendo porque todos tienen que hablar tan fuerte hoy. —¿Estás en Italia?— Pregunta mi madre y debo respirar profundo. No puedo seguir mintiéndole, ¿o sí? —Madre... debemos hablar, pero no creo que deba ser así. — Es lo único que se me ocurre decir. —Lara, respóndeme... ¿Qué haces con Elían? He escuchado su voz y a alguien llamarlo por su apellido. No puedes decirme que estoy loca. —Nadie puede saberlo.— Esas son las tres únicas palabras que se me