Había tenido un hijo, y ni siquiera había podido cargarlo en mis brazos por más de cinco segundos, Azael había huido con él a el cuarto más alto del castillo, y yo tenía que empezar con mi función, no había sido la mejor en las clases de teatro, sin embargo, está debía ser la mejor actuación de mi vida, por mi vida, la de mi hijo y Lucifer. Me levanté lentamente, mi estómago se veía un poco hinchado, pero con mi camisa no se notaba, baje mi blusa y la acomode de modo que no se notará absolutamente nada, mi falda daba a las rodillas, la tela podía estirarse en el abdomen y esa era la razón por la cuál la había elegido al despertarme, aunque no me favorecía en esta situación, usaba una licra corta de bajo de mi falda, pero no me quedaría en un short corto, ni de broma, me levanté cuidando