Despierto abruptamente y me duele un poco la cabeza, ayer me quedé hasta tarde bebiendo y hablando con Lucas. Creo que es bueno que nos hayamos encontrado en este momento. Me sentiría muy sola sin él aquí.
Mi celular timbra, lo tomo y veo la pantalla del móvil, es Lucas.
—Hola.
—Disculpa, Sarah. Sé que te desperté, pero necesito que vengas o si prefieres voy a tu habitación. Tu hermana no ha dejado de llamarme y respondí por ti. Ella me dijo que era realmente importante hablar contigo.
—Está bien, no te preocupes. Le llamaré desde mi número. Gracias por decirme y siento las molestias, Lucas.
—Ah, olvidé algo. Por favor, no te molestes. Juro que no lo hice con intención.
—¿Qué cosa?
—Cuando le devolví la llamada a tu hermana, fue Matthew quien respondió. Me amenazó y bueno, lo demás es historia.
—Está bien, no te preocupes, llamaré a Jenn. Saluda a la pequeña Aly por mí.
—Está bien, lo haré.
Cuelgo y llamo rápidamente a Jenn, me siento tan preocupada.
—¡Jenn!
—¡Sarah, por Dios, estaba tan preocupada! Mi hermano salió desde temprano, rastrearon tu ubicación y van en este momento para Dinamarca.
—¿Qué? ¿Cómo pasó esto?
—Matthew contestó mi celular por mí y no sé por qué se enojó tanto y le dijo a mi padre que estabas en ese país. Ambos fueron por ti.
—Está bien, linda, no te preocupes, te llamaré más tarde.
Cuelgo y llamo a Lucas.
—¡¿Podrías ayudarme?!
—Lo que necesites lo haré, Sarah.
Le cuento todo a Lucas y él me ayuda. Salimos del hotel y Lucas conduce hasta llegar a una hermosa cabaña, son dos horas de camino, pero realmente valió la pena, aunque esto me hace sentir un poco incómoda.
Lucas toca mi hombro.
—Sarah, no tienes por qué sentirte incómoda, no tengo otras intenciones contigo. Aquí está mi hija y su niñera, así que no estaremos solos, pero... si quieres podemos estarlo.
Él me guiña el ojo y realmente es tan guapo, que por un momento me quedo en silencio sin saber qué decir hasta que la pequeña Aly llega y me saluda.
Entramos y aún me siento preocupada. ¿Y si nos encuentran?
Al llegar la noche, todos nos sentamos a comer y una vez más llamo a Jenn.
—Jenn, ¿qué pasó?
—Mamá llamó a papá, casi registran todo el hotel, pero hay algo extraño, no lo sé, Sarah. Matthew mencionó el nombre de Lucas, ¿tú lo conoces? Y papá palideció.
—Sí, estoy con él en estos momentos. Era un chico que llegó al cumpleaños de Matthew cuando tenía 16 años. Tú no te acuerdas porque apenas tenías 7 años. Es el enemigo jurado de Matthew y hay una larga historia detrás. Así que no te preocupes, y respecto a papá, solo está preocupado por mí. Dile a mamá que la amo y que pronto nos veremos.
—Está bien, se lo diré, te quiero, Sarah, me haces mucha falta.
—Tú también a mi, pequeña, pero en este momento me siento libre, hablamos después, Jenn.
—Está bien, Sarah.
Cuelgo y vuelvo a la mesa donde la pequeña parlanchina no para de contarme sobre los viajes con su padre. Escucho atentamente y creo que le agrado.
Después de la cena vemos una película y Cinnamon lleva a la pequeña a dormir. Lucas y yo nos quedamos solos. Él se mueve y se sienta a mi lado, nuestros brazos se tocan y me siento nerviosa, me levanto rápidamente.
—Lo siento, pero estoy muy cansada, creo que me iré a dormir.
—Sarah, lo siento, ¿es por mi culpa?
—¡No, no lo es!
Él se acerca un poco más hasta quedar a escasos centímetros.
—Siempre gritas y te exaltas de esa forma cuando mientes, lo haces desde la primera vez que te vi, Sarah.
—¡Sí, eso hago! No me había dado cuenta, entonces buenas noches.
Camino rápidamente a mi habitación y cuando entro, cierro la puerta y le pongo seguro. No sé por qué hice eso, pero yo... Mi celular suena y es un número desconocido, tal vez sea Jenn llamando desde otro número.
—¡Hola!
—¡Crees que huyendo del hotel lograrías salvarte! Eres la misma estúpida de siempre, Sarah. En este momento estás en una cabaña con ese imbécil, es inútil que escapes, quédate ahí y no te muevas o lo vas a lamentar.
Antes de que pueda hablar, corto la llamada y corro para buscar a Lucas. Lo encuentro subiendo la escalera.
—¡Lucas, ese bastardo viene por mí!
Él toma mi rostro entre sus manos.
—¡Tranquila, solo confía en mí! Haré una llamada y todo esto se arreglará, lo prometo.
Asiento y espero a que me ayude, no quiero ver a nadie, no quiero volver porque sé que papá debe estar molesto.
Quince minutos después, alguien llama a la puerta y me siento nerviosa. Lucas abre y es un hombre joven, piel morena y cabello tan n***o como la noche.
— Toma mi celular y llévatelo a la habitación de hotel que renté, son casi hora y media de camino. Si haces bien el trabajo te pagaré el doble.
—Como usted diga, señor.
El hombre se va y Lucas cierra la puerta.
—¡Cinnamon! ¡¿Ya está todo listo?!
La mujer baja con la niña dormida en brazos.
—Las maletas ya están listas, señor.
—Entonces ve con la niña al auto y yo iré por ellas.
—Está bien, señor.
—Sarah, ve por tus cosas y hablaremos arriba.
Asiento y voy a mi habitación, me alegra aún tener hecha mi maleta. En el pasillo me encuentro con Lucas.
—Sarah, el hombre que vino se llevó mi celular. Me enteré de que Matthew me está rastreando a mí y no a ti. Él sabe que tú puedes tirar tu celular, pero piensa que yo no. Por eso haremos creer que no estamos en la cabaña y que huimos. Entonces perseguirá a Matías y no a nosotros. Así que tranquila, linda.
—Te lo agradezco, Lucas.
—Haría todo por ti, Sarah. Dame tu maleta, por favor.
—No, no te preocupes, yo puedo con ella.
—No se trata de eso. Eres una dama y yo soy tu caballero, entonces debo atenderte.
Él toma mi maleta y baja por las escaleras. ¿Mi caballero?