Sarah. Despierto y veo a papá a mi lado, un fuerte dolor se acumula en mi vientre, intento moverme un poco. —Hija, no te muevas, te encuentras grave y debes descansar. —Papá, ¿por qué me duele tanto? —Sarah, es que... —Dime, papá, ¿qué es lo que pasó? —Sarah, lo siento, pero estabas embarazada y perdiste al bebé. —¡No, no es verdad! ¡Fue mi culpa, papá! —¡Hija, no lo fue! Tu embarazo era de alto riesgo y es mejor que te lo diga de una vez, Sarah, la doctora dice que no puedes volver a quedar embarazada o tendrás otro aborto. —¡No, no puede ser! Papá, mi otro bebé no! —No llores, cariño, estas delicada. La doctora entra. —Sarah, por favor trata de calmarte o te pondré un calmante, entiendo por lo que estás pasando, te realizamos varios estudios y después de donar un órgano tu